Con motivo del Día Mundial de la Justicia Social (20 de febrero), y ante un contexto todavía en plena pandemia por la COVID-19 que ha agudizado la pobreza y desigualdades de nuestro mundo y el retroceso en los objetivos de la Agenda 2030, el Comercio Justo reivindica su importancia como movimiento global y alternativa económica que garantiza una protección social, laboral y de derechos, incluso ante adversidades como la que estamos viviendo.

Para ello, este miércoles 16 de febrero, celebraremos una conferencia virtual y presentaremos la campaña en redes sociales Más Comercio Justo, Más ODS, que cuenta con financiación del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.

Desde su origen en los años 60, el Comercio Justo ha demostrado su impacto en la generación de medios de vida sostenibles para las más de 3 millones de personas que trabajan en las más de 2.100 organizaciones productoras de todo el mundo, y en el avance de importantes cambios sociales en las comunidades donde está presente.

Foto: Felita Viegas / Fundación Vicente Ferrer

El Comercio Justo, a través de su Carta de Principios, asegura no solo la estabilidad de ingresos para los trabajadores y trabajadoras, el mismo para ellos y ellas a igual responsabilidad, sino también salarios dignos, precios justos por su producción y condiciones laborales adecuadas. También permite la asociación sindical y la negociación colectiva (no olvidemos que en muchos países están prohibidas legalmente o en la práctica no hay facilidades para llevarlas a cabo) y favorece la participación de los trabajadores y trabajadoras en las decisiones de su organización. Por otro lado, el Comercio Justo prohíbe la explotación laboral infantil y de esta manera apoya la escolarización de los niños y niñas. Por último, el Comercio Justo protege el entorno natural, el cuidado de suelos, bosques o el uso responsable del agua, lo que, entre otros aspectos, asegura la productividad de las organizaciones agrícolas a medio-largo plazo y evita la migración campo-ciudad o a otros países.

De esta manera, el Comercio Justo constituye un aliado para avanzar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Es de destacar que, incluso durante la pandemia, el Comercio Justo ha demostrado ofrecer una red de protección y cuidado de los trabajadores y trabajadoras a través de aspectos como la no cancelación de pedidos o el mantenimiento de las relaciones comerciales entre entidades distribuidoras y productoras, aspectos que, en muchas ocasiones en el comercio convencional, no se han cumplido. Asimismo, las organizaciones productoras han garantizado el pago de los salarios a trabajadores y trabajadoras y han impulsado estrategias para garantizar el cuidado de la salud, a través de campañas informativas o de la entrega de equipos de protección personal (mascarillas, gel…).

Más pobreza y menos justicia social debido a la pandemia

Según el último informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, publicado en 2021, la pandemia ha provocado que entre 119 y 124 millones de personas vuelvan  a caer en la pobreza extrema.

En relación al 2019, el número de personas que aun teniendo un empleo, viven en la pobreza o en la pobreza extrema ha aumentado en 108 millones de personas durante estos dos años. En concreto, en relación con la pobreza extrema, en 2021 ha aumentado en 34 millones de trabajadores y trabajadoras. Actualmente 700 millones de personas en el mundo que tienen un trabajo, viven en la pobreza. Una realidad que se ha agudizado de manera especial entre las mujeres y los jóvenes, tras la pandemia.

Otra de las problemáticas relacionadas con la pobreza y que se ha acentuado con la pandemia, es el hambre. Naciones Unidas calcula que en la actualidad, 2370 millones de personas carecen de alimentos o no pueden llevar una alimentación equilibrada y sana de forma regular. Para reducir la pobreza y revertir el aumento del hambre, Naciones Unidas señala que es fundamental reforzar a las pequeñas organizaciones agrícolas, quienes cultivan una gran parte de los alimentos que consumimos.

Asimismo, en relación con las tendencias globales del empleo y la pobreza, el director general de la OIT ha hecho un llamamiento mundial para llevar a cabo una recuperación centrada en las personas. En este sentido, ha declarado:

“No puede haber una verdadera recuperación de esta pandemia sin una amplia recuperación del mercado de trabajo. Y, para ser sostenible, esta recuperación debe basarse en los principios del trabajo decente, igualdad, protección social y diálogo social.» Aspectos todos ellos que el Comercio Justo garantiza a través de su carta de principios.

Comercio Justo, una orientación clara hacia la justicia social de las personas y colectivos más vulnerables

Desde sus orígenes, la razón de ser del movimiento del Comercio Justo han sido las pequeñas organizaciones productoras que sufren las injusticias del mercado convencional y les sitúa en una posición discriminatoria y vulnerable.

De hecho, el principio número 1 del Comercio Justo es el de la “Creación de oportunidades para organizaciones productoras en situación de desventaja económica”.

El objetivo principal es que los trabajadores y trabajadoras vulnerables de pequeñas organizaciones (empresas familiares, asociaciones o cooperativas) sean autosuficientes y cuenten con una seguridad en los ingresos.

Este principio resulta, pues, casi idéntico al Objetivo de Desarrollo Sostenible número 1: “Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo”. Y en concreto, el Comercio Justo  favorece “la fortaleza de las organizaciones ante adversidades económicas, sociales o ambientales”, que constituye la meta 1.5

De las más de 2.100 organizaciones productoras de Comercio Justo que hay en la actualidad en 75 países de América Latina, África y Asia, gran parte de ellas se dedican a la agricultura. Por ello, podemos decir que el Comercio Justo también contribuye al ODS 2: “poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”. En particular, la meta 2.3 señala como protagonistas a las pequeñas organizaciones productoras como organizaciones familiares, de mujeres o de población indígena. Se persigue que estas aumenten su productividad mediante el acceso a recursos, a los mercados y a nuevas oportunidades. Esto constituye un aspecto esencial del Comercio Justo desde sus orígenes.

En este sentido, Naciones Unidas en el ODS número 2, destaca la necesidad de “corregir las restricciones y distorsiones comerciales en los mercados agropecuarios mundiales” y “adoptar medidas para asegurar el buen funcionamiento de los mercados de productos básicos alimentarios a fin de limitar la extrema volatilidad de los precios de los alimentos”. Estas dos premisas son básicas en el Comercio Justo, que entiende que un mercado internacional justo, en el que ningún actor parta de una situación de desventaja y marginación, es clave para lograr el desarrollo y evitar la pobreza.

En primera persona:

Desde Nepal, Sunil Chitrakar (organización textil y artesana de Comercio Justo Mahaguthi: “Miles de personas han salido de la pobreza”

“El Comercio Justo ha ayudado a miles de personas a salir de la pobreza y nosotros lo hemos visto en Nepal con las 20 organizaciones y las más de 40.000 personas que han conseguido un modo de vida sostenible gracias al Comercio Justo. Son familias que han salido de la pobreza y han conseguido ser independientes económicamente y valorados socialmente.” Entrevista completa aquí.

Si quieres más información sobre la contribución del Comercio Justo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, puedes consultar este informe divulgativo.

 

Share This