Entrevista a Javier Aliaga Lordemann, especialista en cambio climático y coordinador del Programa de Cambio Climático de CLAC, publicada en el informe El Comercio Justo en España 2020.

Ante los impactos del cambio climático, la Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños/as Productores/as y Trabajadores/as de Comercio Justo (CLAC) viene desarrollando un plan de acciones para ayudar a las pequeñas organizaciones de Comercio Justo a combatirlo. El llamado “Programa de Cambio Climático” tiene como finalidad fortalecer las capacidades de estas organizaciones para mitigar sus impactos, evitar el deterioro medioambiental y garantizar una vida digna. Para ello, en 2020 se elaboró la Estrategia Marco. Hemos hablado con Javier Aliaga, especialista en la materia y coordinador del Programa de Cambio Climático de CLAC, quién nos ha explicado el trabajo que están desarrollando en este sentido.

¿Cómo está afectando el cambio climático a las organizaciones productoras de Comercio Justo de Latinoamérica y Caribe?

Entre los principales efectos del cambio climático a nivel general se pueden mencionar los cambios en los patrones de precipitación, el aumento de la temperatura y el aumento del nivel del mar. Estos cambios afectan directamente al sector agrícola.

Los productores y productoras están especialmente preocupados por el efecto que esta crisis tiene sobre el rendimiento de sus cultivos. La variabilidad del clima les está afectando, observan que su producción es más baja y ven que esto se debe a que se varían los ciclos del agua, las lluvias vienen más tarde y los días de calor son más frecuentes, al igual que las heladas. Por ejemplo, en el caso de la quinua se han incrementado los días de helada y esto está afectando a la producción. En el caso del cacao en Centroamérica han aumentado los días de calor, por lo que el suelo transpira más, se pierde humedad y las raíces empiezan a secarse. Pero, por otro lado, a veces hay exceso de lluvias y los suelos no pueden absorber esa cantidad de agua, entonces las raíces se empiezan a pudrir y proliferan hongos.

En el caso del café, un producto especialmente sensible al cambio climático, según diversos estudios su producción futura se va a ver afectada principalmente por el aumento de las temperaturas, se espera una importante disminución en las áreas disponibles para su plantación. También las lluvias serán cada vez más impredecibles y habrá sequías prolongadas. Asimismo, se ha observado que las temperaturas más altas provocan una mayor incidencia de plagas y enfermedades, lo que reduce los rendimientos del café.

El cultivo del banano también se ve afectado por cambios en los umbrales de tolerancia de temperatura, principalmente el superior, al igual que las precipitaciones (tanto en la cantidad total de lluvias como en su distribución a lo largo del año). La temperatura máxima en los meses más cálidos y en los períodos más secos puede reducir el crecimiento del banano debido a la falta de humedad. Además, las temperaturas más altas y las precipitaciones más bajas provocan enfermedades muy dañinas en el banano como la sigatoka negra.

En definitiva y según sus propias palabras, ellos manifiestan que “el clima está loco” y que la producción está cayendo. Y a menor nivel de producción, caen también sus ingresos.

¿Con cuántas organizaciones están trabajando en el Programa de Cambio Climático? ¿De qué países? ¿Qué productos cultivan?

El Programa de Cambio Climático tiene presencia en diferentes países de América Latina y el Caribe. Su alcance abarca Argentina, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Islas de Barlovento (Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas), Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, y República Dominicana y Uruguay. Apoyamos a más de mil organizaciones productoras de cacao, café, banana, frutas frescas, quinua, miel y uva.

¿Cuál es el objetivo del Programa de Cambio Climático?

El objetivo principal del Programa es el de contribuir al desarrollo de las organizaciones productoras fortaleciendo sus capacidades para ayudarlas a  adaptarse a los efectos del cambio climático, ser más resilientes y mitigar sus impactos.

Para lograrlo, hemos elaborado la Estrategia de Cambio Climático, que incluye 6 directrices estratégicas, con sus medidas y acciones concretas. Dicha Estrategia está alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

¿En qué consiste la Estrategia de Cambio Climático?

Después de realizar un diagnóstico profundo, nos dimos cuenta de que nuestras organizaciones afiliadas en América Latina y Caribe estaban realizando muchas cosas interesantes, pero no de forma ordenada, integral ni con capacidad de generar sinergias. Por eso planteamos la necesidad de establecer una estrategia. Con la Estrategia hemos ordenado las acciones y también hemos identificado algunos vacíos, que dieron origen a distintos objetivos estratégicos.

Nuestro primer objetivo estratégico es promover y planificar prácticas de producción adaptadas al clima y que ayuden a mitigar los efectos del cambio climático. Pero si bien la planificación nos dice qué hacer y constituye una hoja de ruta, en el camino se van presentando decisiones que necesitamos tomar. El objetivo 2 ayuda a generar herramientas que faciliten esa toma de decisiones. Esto es importante porque en todo momento se presentan decisiones climáticas, productivas y comerciales. Por ejemplo, se tiene información climática y se tiene que planificar qué medidas tomar para minimizar el impacto. También cuando los productores/as a través de las Buenas Prácticas Agrícolas y la implementación de medidas de adaptación al cambio climático pueden tener una buena producción, pero paradójicamente, hay un exceso de oferta y los precios bajan. Entonces necesitamos contar con herramientas para tomar decisiones en el ámbito productivo y comercial, que permitan manejar estos posibles escenarios coyunturales.

También nos dimos cuenta de que en América Latina hay mucha necesidad de investigación aplicada. Por ejemplo, en el café se suele presentar déficit hídrico, es decir, una menor cantidad de agua de la necesaria. Uno podría pensar que con una mayor cantidad de agua el rendimiento aumentaría. Y lo hace, pero muchas veces, dependiendo de las condiciones del suelo y otros parámetros, con mala calidad. Entonces, necesitamos experimentar para encontrar un equilibrio entre la calidad y la cantidad. Por eso, el tercer punto de nuestra estrategia es la investigación.

La cuarta estrategia es el acceso a micro financiación, es decir, a recursos financieros para las organizaciones productoras, este punto está relacionado con la manera con que afrontan riesgos económicos y comerciales. Los bancos usualmente son muy cautelosos con brindar préstamos a las pequeñas organizaciones productoras porque no tienen claridad sobre su capacidad de devolución. Para los bancos es necesario disminuir ciertos riesgos productivos y comerciales, y en la medida en que hagan esto, es previsible que se incremente la canalización de recursos a los productores y productoras, esto les permitiría contar con capital de trabajo o recursos para hacer inversiones en distintos ámbitos. Por eso nuestra cuarta estrategia trata de promover instrumentos de finanzas climáticas o seguros indexados al clima para los pequeños productores agrícolas. Esta estrategia tiene, además, un enfoque de inclusividad, es decir que busca mejorar el acceso y la distribución del acceso. Con ello queremos evitar que solo puedan acceder a los recursos financieros quienes cuenten con unos niveles más altos de ingresos, y facilitar que los productores y productoras más pobres puedan acceder a estos recursos financieros. Es muy importante evitar esta brecha de distribución.

El quinto objetivo de nuestra estrategia es promover medidas mixtas de adaptación y mitigación, donde destacamos la salud del suelo mediante la agricultura regenerativa y orgánica y la promoción de energías renovables y eficiencia energética para usos productivos agrícolas. Necesitamos mejorar la captura de carbono y al mismo tiempo apoyar a los productores/as a que sean más resilientes al cambio climático, y al mismo tiempo que mejores sus ingresos y su calidad de vida en los medios rurales. El desafío es enorme y tenemos restricciones financieras, técnicas y socioeconómicas muy altas en un contexto climático complejo. En este sentido es necesario combinar medidas de adaptación y de mitigación. Por ejemplo trabajamos mucho aportando recursos a los productores/as para que puedan mejorar la calidad de sus suelos porque esto tiene un componente de mitigación. Suelos mejorados capturan más carbono y también generan mejor rendimiento de cultivo. Combinamos adaptación con mitigación para conseguir mayores ingresos. Al final toda la estrategia apunta principalmente a que los productores y productoras tengan una mayor calidad de vida desde un enfoque de reducción multidimensional de pobreza.

La estrategia 6 es la de promocionar todas estas acciones, es decir, hacer incidencia especialmente en algunos ámbitos como el del consumo porque entendemos que el problema también viene del otro lado, es decir, necesitamos que los consumidores consuman menos y de una manera más responsable y también necesitamos generar cambios a nivel de concienciación en quienes hacen las políticas públicas.

Con esta Estrategia y con el Programa de Cambio Climático en general, aseguráis el cumplimiento del principio 10 de la Carta de Comercio Justo. ¿Cómo lo trabajáis con las organizaciones productoras?

La Organización Mundial del Comercio Justo establece 10 criterios que deben ser cumplidos por las organizaciones que trabajan en Comercio Justo; el principio número 10 se refiere al respeto al medioambiente y las organizaciones productoras deben minimizar sus impactos ambientales.

Nuestra Estrategia plantea dos objetivos estratégicos referidos especialmente al cuidado del medioambiente: Por un lado, el objetivo estratégico 1 busca “promover prácticas adaptadas al clima y sistemas de información climática y de mercados, que permitan mejorar la resiliencia al cambio climático”. Para ello se plantearon las siguientes medidas:

–          Promover incentivos para la adopción de las mejores prácticas agrícolas que faciliten la generación de modelos de negocio con enfoque climático.

–          Promover estrategias que incentiven a los pequeños productores/as el uso de tecnología adaptada al clima mediante incentivos financieros que permitan viabilizar soluciones costo-efectivas (por ejemplo, micro-riego sostenible en áreas de alta variabilidad de lluvia).

–          Promover la investigación experimental de variedades naturalmente adaptadas al clima que resistan de mejor manera temperaturas, sequías, inundaciones, plagas, etc.

–          Incentivar modelos de negocio innovadores mediante nuevas tecnologías que incorporen seguros agrícolas indexados a parámetros climáticos, alertas tempranas climatológicas y de plagas o enfermedades.

Por otro lado, el objetivo estratégico 5 busca “promover la salud del suelo mediante la agricultura regenerativa y orgánica”. Para ello se han planteado medidas como estas:

–          Fomentar la salud del suelo y la gestión del carbono orgánico en los planes de adaptación y crear incentivos y tecnologías para la conservación de la tierra con el fin de reducir las tierras de cultivo y evitar nuevos cambios en el uso de la tierra, sin impactos ambientales negativos adicionales.

–          Desarrollar prácticas agroecológicas que mejoren la salud del suelo (por ejemplo, cultivos de cobertura, cultivos intercalados de leguminosas, agrosilvicultura, diversificación de productos, rotación de cultivos…)

–          Promover la fertilidad orgánica del suelo y detener su degradación y erosión para utilizar eficientemente los recursos de nutrientes orgánicos y minerales disponibles.

¿Han desarrollado algún tipo de recurso financiero para ayudar a las organizaciones productoras a combatir el cambio climático?

Para poder ejecutar la Estrategia se ha puesto en marcha el Fondo de Eventualidades Climáticas y Eventos Catastróficos, que es un instrumento de estabilidad financiera. Su principal objetivo es favorecer la estabilidad de las organizaciones productoras mediante ayuda financiera, ya sea a fondo perdido o en otro tipo de modalidad, cuando se produzca un evento de crisis ambiental.

Los recursos de este Fondo buscan apoyar a las organizaciones productoras para que puedan alcanzar los fines de la Estrategia tanto preventivos, compensatorios o de construcción de resiliencia.

En ese sentido, las organizaciones pueden solicitar recursos cuando se presente un fenómeno meteorológico de alta intensidad que afecte el rendimiento en más de 30% y/o la infraestructura haya sufrido un daño tal que sea imposible el procesamiento del producto para cumplir con su demanda contractual.

Desde la implementación del Fondo se han canalizado recursos financieros para unas 1.934 familias productoras en Guatemala, Honduras, Chile y Bolivia.

¿Nos podría contar algún ejemplo significativo del trabajo que están realizando con las organizaciones productoras?

Una de las primeras experiencias de esta Estrategia y que ha sido exitosa es la elaboración del Plan de Adaptación para la producción de miel, que fue elaborada en 2020 y contó con la participación de 1.289 productores y productoras apícolas de 7 organizaciones de Comercio Justo de Guatemala.

Para esta experiencia se elaboraron “escenarios climáticos futuros” haciendo previsiones de cómo será el comportamiento de las precipitaciones, la temperatura o la velocidad del viento en las regiones productoras. Con esta información, se identificaron los niveles de vulnerabilidad de cada organización y posteriormente se definieron las mejores opciones de “buenas prácticas apícolas”. La puesta en marcha de estos planes de adaptación ha aumentado el rendimiento de las colmenas, dependiendo de la organización, entre un 14% y un 40%.

Esta experiencia constituye un ejemplo paradigmático de la puesta en práctica de nuestra Estrategia. Además ha sido socializado y ha generado mucho interés en otras organizaciones productoras.

La idea es que todo el trabajo sea homogéneo en lo metodológico, pero heterogéneo según las especificidades de cada organización y producto. Por eso, hemos generado unas guías metodológicas para elaborar planes de adaptación al cambio climático dirigidas a los productores/as y a los consultores/as. El proceso de redacción de estas guías se ha hecho a partir de la experiencia en Guatemala y le hemos dedicado mucho esfuerzo. Este instrumento hemos empezado a aplicarlo con el café, cacao, banana y quinua en República Dominicana, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, etc.

Estamos recibiendo muchas demandas para generar planes de adaptación porque en los talleres de socialización que hemos hecho, las organizaciones han empezado a ver los impactos.

¿Cree que los pequeños productores y productoras deben ser parte de la solución a la emergencia climática?

Los pequeños productores y productoras tienen que ser parte de la solución a la emergencia climática porque contribuyen a la seguridad alimentaria y al manejo responsable de la biodiversidad. Estas organizaciones también entienden que son parte del problema porque el sector agrícola genera emisiones pero en una proporción mucho menor que los grandes emisores.

La misión del Comercio Justo y la visión de CLAC es que tenemos que ser responsables con nuestra contribución a la crisis climática desde una mirada antropogénica pero también tenemos que saber con claridad que no somos los mayores responsables y que sí somos parte de la solución y que si nuestra voz no es escuchada, las soluciones van a ser rezagadas. También sabemos que, para poder colocar mensajes claros, debemos tener diagnósticos, evidencia y discursos claros. Por eso tratamos de generar evidencias, de hacer investigación para que nuestros mensajes y nuestro discurso sean sólidos y se puedan defender y presentar en ámbitos destacados a nivel internacional.

Es necesario tener en cuenta la voz de los productores y productoras para tener soluciones alineadas a la realidad. En la medida en que estos no puedan mitigar los efectos de la crisis climática, van a tener peores condiciones en las que trabajar en el medio de vida rural lo que va a expulsar a los jóvenes a las ciudades y va a tener efectos sobre la seguridad alimentaria.

El mundo tiene que entender que es necesario incorporar la voz de los productores y productoras para frenar la emergencia climática.

 

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