Naciones Unidas ha declarado el 2021 como Año Internacional para la eliminación del trabajo infantil. Dado que es un tema que nos preocupa y nos ocupa al movimiento del Comercio Justo, la CECJ nos sumamos a esta conmemoración. Por ello, a lo largo del año alzaremos nuestra voz para hacernos eco y denunciar esta problemática, sensibilizar y movilizar a la ciudadanía y plantear las respuestas que ofrecemos desde el Comercio Justo. Tenemos previstas varias iniciativas de las que iremos informando puntualmente.

Actualmente, según la Organización Internacional del Trabajo, 152 millones de niños y niñas son víctimas del trabajo infantil. La pandemia de la COVID-19 está empeorando esta situación.

La pobreza, la pérdida del empleo de la familia, la marginación social, discriminación, el cierre de escuelas o la falta de una educación de calidad son factores que se han visto agravados por la pandemia y que alientan la explotación laboral infantil.

Una gran parte de los niños y niñas que trabajan lo hacen en agricultura y en la extracción de materias primas. El informe elaborado por UNICEF, OIT, OCDE y OIM en 2019 confirma que en los primeros eslabones de las cadenas de suministro y producción globales se concentra una parte importante del trabajo infantil. Un ejemplo es la industria del cacao: en Ghana y Costa de Marfil, los dos principales países productores, 2,1 millones de niños y niñas trabajan en este sector, realizando tareas que ponen en peligro su salud e integridad. Pero otros sectores como el del azúcar, café, algodón, arroz, cereales y otras cadenas de suministro de la industria alimentaria o textil no son muy diferentes.

 

La explotación laboral infantil es una realidad compleja cuyas causas son múltiples. Pero, sin duda, la pobreza es uno de los factores decisivos. Sus consecuencias son también complejas e influyen no solo en lo personal, sino también en los aspectos sociales, económicos y desarrollo de la familia, del entorno y del país. La explotación laboral infantil frena la educación y el crecimiento pleno de los niños y niñas, lo que, a su vez impide el desarrollo de la comunidad y del país, generándose así un círculo vicioso que dificulta romper la situación de pobreza y desigualdad.

 

Eliminar la explotación laboral de niños y niñas es un aspecto esencial para que los niños y niñas puedan ejercer todos sus derechos fundamentales. Pero además es un elemento necesario para avanzar hacia el desarrollo.

 

De hecho, la Agenda 2030 en su Objetivo de Desarrollo Sostenible número 8.7 expresa el siguiente compromiso: «Adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de personas y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, de aquí a 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas.»

La respuesta del Comercio Justo ante la explotación laboral infantil

El Comercio Justo, en su principio número 5 aborda esta problemática y establece como unos de los aspectos básicos que deben cumplir las organizaciones de Comercio Justo la prohibición de cualquier forma de explotación infantil en las propias organizaciones o en empresas intermediarias, y la adhesión a la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, y a las leyes nacionales o locales sobre el empleo de los niños y niñas

El principio 5 del Comercio Justo señala que “cualquier participación de niños o niñas en la producción de artículos de Comercio Justo (incluyendo el aprendizaje de un arte tradicional o artesanal) siempre es comunicada y monitoreada y  no debe afectar negativamente al bienestar, la seguridad, los requisitos educativos y la necesidad de jugar de los niños y las niñas.”

El movimiento del Comercio Justo trabaja para eliminar la explotación laboral infantil a través de:

Foto: Fairtrade International

–   Denuncia de la problemática de la explotación laboral infantil.

–   Participación en campañas y acciones de incidencia política. Actualmente la CECJ y otras organizaciones de Comercio Justo europeas estamos participando en campañas y distintas acciones de incidencia política para favorecer el desarrollo de normativas denominadas de «debida diligencia», con la finalidad de conseguir que las empresas garanticen y se hagan responsables del cumplimiento de los Derechos Humano, entre ellos la ausencia de explotación laboral infantil, a lo largo de toda la cadena de suministro y producción.

–   Estableciendo como un principio fundamental la ausencia de explotación laboral infantil en las organizaciones productoras.

–   Garantizando que en las organizaciones productoras ningún menor realice tareas que interfieran en su educación, dañen su salud o afecten a su bienestar.

–    A través de la adhesión de todas las organizaciones de Comercio Justo a la Convención de Naciones Unidas de Derechos de la Infancia.

Además, muchas organizaciones productoras, a través de la prima que reciben, desarrollan proyectos e iniciativas dirigidas a la infancia, especialmente de educación (escuelas, becas, ayudas para transporte o material escolar…)

 

 

 

 

 

 

 

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