Cerca de la mitad de las organizaciones productoras de Comercio Justo adoptan la forma de cooperativas. No es extraño que esto ocurra ya que los movimientos del cooperativismo y del Comercio Justo compartimos muchos valores. Con motivo de la celebración del Día Mundial de las Cooperativas, el primer sábado de julio, rescatamos los testimonios de varias personas miembros de cooperativas de Comercio Justo que hablan de su trayectoria y experiencia.

Al hilo de esta conmemoración Naciones Unidas resalta que “dado que las cooperativas se centran en las personas, y no en el capital, no perpetúan ni aceleran la acumulación de capital, sino que distribuyen la riqueza de una forma más justa”.  Asimismo también destaca el papel de las cooperativas en el avance del desarrollo sostenible: “En un momento en que la desigualdad crece en el mundo, es bueno recordar que existen otras soluciones. Las cooperativas son uno de los principales modelos que incluyen los aspectos de desarrollo sostenible en sus fundamentos”.

El funcionamiento democrático, la transparencia, el trabajo colectivo, la dignificación de las personas o el trato justo y equitativo son algunos de los valores y planteamientos básicos que comparten el movimiento cooperativista y el Comercio Justo.

La unión hace la fuerza.

Laura López, de la cooperativa azucarera Manduvirá, de Uruguay

Laura cuenta cómo la cooperativa hizo realidad el dicho popular de  “la unión hace la fuerza”, cómo la unión de los socios y socias de la cooperativa ganó la lucha contra la injusticia y la explotación, y consiguió lo que creían era una utopía: ser dueños de su propia fábrica de azúcar:

“Al principio queríamos negociar con el ingenio pero no dio opciones en cuanto al precio. Nos dijo: “es esto, o lo toman o lo dejan”. Y un grupo de socios se reunieron, ya no aguantaban más la situación y empezaron unas huelgas, dejaron de trabajar para pedir un precio más justo. La cooperativa lideró un gran movimiento reivindicativo contra la explotación y los bajos precios en la fábrica de azúcar local. El precio de la caña subió un poco, pero  ya ahí empezamos a pensar que era necesario crear nuestro propio ingenio para poder independizarnos. (…)

Y ya a partir del 2005 pudimos procesar y exportar nuestro producto, con otro ingenio, pero bajo la marca de Manduvirá. Este gran paso fue el inicio del camino para que nuestra cooperativa pudiera conseguir su anhelado sueño de tener nuestra propia fábrica de azúcar orgánica.

Ahora los socios de la cooperativa Manduvirá son los propietarios del ingenio, de la fábrica de azúcar. Para mucha gente, gente que era muy pobre, era impensable llegar a ser dueños de una azucarera. Lo que recibían por la caña era su único ingreso, e  imagínense  lo que supone que todos los socios se pongan de acuerdo y decidan “no vendemos nuestro producto a esta azucarera y vamos a pasar hambre si es necesario pero no podemos vender a este precio”. Fue un sacrificio grande, que afectaba a toda la familia.»

Leer testimonio completo, aquí.

La preservación de una cultura milenaria

María Ávila, de la cooperativa Agropía, de Perú:

María explica cómo a través de la cooperativa ha conseguido mantener el cultivo de diversas variedades autóctonas de papas, mantener sus semillas y sus tradicionales procesos de cultivo orgánico. Para su pueblo, estas variedades de papas representan además una importante herencia de sus antecesores y un símbolo de su cultura milenaria. Ahora, además, no solo lo utilizan como autoconsumo sino también exportan a Alemania, Francia y España. La cooperativa también les ha facilitado poder construir su propia planta de procesado y fritura de las patatas, lo que favorece que los socios y socias controlen el proceso completo del producto.

Además resalta los valores: “Cumplimos con los valores de solidaridad, responsabilidad, transparencia, puntualidad, respeto, ayudarnos unos a otros, trabajar en conjunto»

Ver entrevista y testimonios en vídeo, aquí.

El empoderamiento de las familias agricultoras

Vitoon Panyakul, cooperativa productora de arroz Green Net, Tailandia:

Green Net es una cooperativa de segundo nivel formada por 6 cooperativas. Actualmente agrupa a unas 2000 familias productoras de arroz orgánico y de Comercio Justo. Vitoon destaca que el modelo de cooperativa empodera a las familias productoras. Un modelo, además, poco común en el país.

“En el país hay muchos agricultores de arroz a pequeña escala que venden su producto a molinos o plantas de procesado que son las que lo exportan. Hay pocas cooperativas agricultoras de arroz. Green Net es una cooperativa de cooperativas. En nuestro modelo el agricultor es miembro de la cooperativa local y también de la cooperativa Green Net. El campesino vende el arroz a su cooperativa local, a alguna de las seis que actualmente forman parte de Green Net. Dos de estas cooperativas cuentan con planta de procesado y molino. Para las cuatro que no tienen planta de procesado, desde Green Net les compramos el arroz y lo transportamos a las cooperativas que sí lo tienen. De la planta de procesado se pasa a la planta de empaquetado, que la tenemos centralizada. Allí es donde se envasa el arroz, y a partir de ahí lo exportamos. Este modelo es bastante único, no hay otras organizaciones que estén haciendo esto actualmente. Con este modelo buscamos maximizar el beneficio para el grupo de agricultores y agricultoras. Podríamos comprar directamente el arroz al agricultor pero si nos “saltamos” a la cooperativa local, estos no serían fuertes. Esta es nuestra forma de empoderar y dar mayor capacidad a los agricultores. Esto supone una gran diferencia frente a lo más habitual en nuestro país».

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La participación de la mujer en la sociedad

María y Guillermo, de CAES Piura, cooperativa de azúcar panela de Perú:

María Valladares y Guillermo Berru destacan el avance en la igualdad de género y la participación de la mujer en la sociedad y en la toma de decisiones:

“Las mujeres siempre han sido excluidas, su dedicación prácticamente era en la casa. Ahora las mujeres desempeñan muchas tareas dentro de la cadena de la panela. Esto es muy positivo y lo estamos logrando dentro de la cooperativa y también en los órganos de gobierno. En la cooperativa las mujeres participan en la toma de decisiones. En nuestra cooperativa, la toma de decisiones se realiza mediante asambleas. Tenemos un funcionamiento democrático. También en los estatutos tenemos puesto como punto primordial que en nuestro comité de dirección siempre debe haber presencia de mujeres, para así seguir fomentando su participación.

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Una gran familia

Mariano Ponce, de la cooperativa Coopeagri, Costa Rica:

Mariano Ponce destaca que desde un inicio la cooperativa buscaba dignificar a los productores.

“Coopeagri fue creada por 391 productores que en ese momento tenían la fuerte presión de las empresas transnacionales que llegaban y compraban su producto a cualquier precio. En ese momento no había ninguna manera de que ellos pudieran reclamar un precio justo y decir “no, este producto vale más”. Estas 391 personas, que eran pequeños productores pero en realidad grandes productores porque eran grandes en pensamiento, se fueron agrupando en la cooperativa para buscar la dignidad del productor.

Desde un inicio el objetivo era dignificar al productor de café. Valoran la cooperativa porque es como una gran familia. Y del Comercio Justo valoran sobre todo que les devuelve realmente su valor. El Comercio Justo les da una posición, una dignidad, les da la capacidad que nadie les había reconocido. A partir de la formación en calidad, en productividad y en Comercio Justo ellos se sienten dueños de sus productos porque saben de dónde salen y hasta dónde llegan”.

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