¿Existe un perfil de consumidor responsable?
No hay un único perfil, hay varios. Ahora las grandes teorías sobre consumo hablan más de “momentos de consumo” que de perfil del consumidor. Es decir, que cada consumidor en cada momento actuaría de una manera diferente: por ejemplo, a la hora de la compra cotidiana alguien puede ser consumidor de marcas de distribución pero en determinados momentos puede ser consumidor de marcas premiun o de lujo, o para viajes en avión puede ser un consumidor de low-cost. De la misma manera, podemos hablar de momentos en los que una persona actúe como consumidor responsable.
Creo que hay varios tipos de consumidor responsable: hay uno muy militante, muy comprometido que cada vez está más concienciado con lo ecológico, lo local, la compra en grupos de consumo, circuitos cortos, etc. Está un poco alejado del Comercio Justo “oficial”, y quizá no entraría en una tienda de Comercio Justo o sólo para comprar determinados productos. Dentro de este consumidor hay dos perfiles: uno, de nivel económico medio-bajo y otro, de un nivel más elevado que quizá no es tan militante y compra estos productos a través de Internet y con servicios de entrega a domicilio.
Hay otro perfil de consumidor responsable que son las personas sensibilizadas con temas de cooperación y desarrollo, muy vinculadas a ONG, que tienen muy interiorizado el Comercio Justo.
Y también hay otro perfil que es el de las personas que puntualmente (para un regalo, en Navidad…) van a una tienda de Comercio Justo.
Desde las tiendas de Comercio Justo, si queremos aumentar las ventas ¿a cuál de ellos debemos dirigirnos?
Este es el gran debate. Aquí el planteamiento no puede ser una apuesta del sector en global sino de cada organización. En este sentido, unas organizaciones pueden pensar, por ejemplo, “soy una tienda de Comercio Justo de lujo”, aunque parezca que quede mal pensarlo. Entonces, el escaparate y la gama de productos que se ofrezcan irán en esa línea. Se podrán dirigir a un grupo de clientes con alto poder adquisitivo, quizá no tan concienciado pero que en un determinado momento puede dejar bastante dinero. Otras organizaciones preferirán definirse como “ONG militante y de calle”, entonces, quizá lo mejor sea olvidarnos del canal de venta en las tiendas y entrar en asambleas o grupos del 15-M, en movimientos sociales, etc. En cualquier caso, debe ser una apuesta basada en los fines y estrategia de cada organización.
Por tanto, es importante definirse…
Sí, es importante.
En nuestras siglas como ONG hemos tenido muy claro lo que no somos: no gubernamentales, no partidistas, no religiosos…pero hemos tenido miedo de definir lo que sí somos de manera clara y a qué público nos dirigimos.
Siempre hemos pensado que el aumento de ventas vendría por el aumento del número de clientes, pero a lo mejor la clave está en el aumento de la frecuencia de compra de esos clientes, por ejemplo, haciendo clientes muy fieles que solo “me compren a mí” o entrar en determinados sectores que nunca hemos entrado, como congregaciones religiosas o cualquier otro colectivo.
¿Se pueden utilizar estrategias de marketing para crear consumidores responsables?
Creo que el marketing y la comunicación son herramientas. Y como tal pueden ser utilizadas bien, mal o regular, para un fin o para otro. Todos en el fondo estamos utilizando estrategias de marketing: hacemos escaparatismo, campañas, ponemos precios, utilizamos redes sociales, web…bien utilizadas estas estrategias ¿por qué no van a crear consumidores responsables? El marketing no es malo per sé. El problema es cuando todo se pone al servicio del marketing.
Además, ahora hay muchísimas herramientas nuevas de marketing. De hecho, el marketing empresarial ha copiado muchas cosas que se venían haciendo desde las organizaciones sociales como acciones de calle, que ahora se llama street marketing, o el marketing viral, el “pásalo, coméntalo a tus amigos”…
¿Es posible crear consumidores responsables?
Yo creo que todo es educable y que hay que educar en el consumo. Para mí
el consumo es el reflejo de un estilo de vida.
La manera de vivir, el planteamiento de valores y de forma de ver el mundo se va educando en la familia, a través de la relación con otros compañeros, según el tipo de escuela… Vivimos en una sociedad de consumo y, por tanto, el consumo va a ser el reflejo de todo eso. En este sentido, el consumo responsable se educa igual que se educa al ciudadano, de la misma manera que se educa en valores. Yo creo que lo que tenemos que hacer es formar “ciudadanos económicos” que tomen decisiones con conciencia en consumo, ahorro, trabajo, etc.
¿Crees que la crisis puede llevar a muchas personas a optar por el Comercio Justo y la Economía Social como alternativa al modelo actual?
Quiero creer que sí por varias razones: al principio de la crisis Sarkozy dijo que esto iba a ser la oportunidad para refundar el capitalismo, aunque al final lo que se está viendo es “a ver si pasa y volvemos a lo de antes”. Además, creo que, de alguna manera, la crisis es un privilegio de las personas que vivimos en lo que se llama mundo desarrollado. Si tenemos crisis es porque antes hemos estado en un buen nivel económico.
En algunos sentidos la crisis es negativa: paro, menos dinero, recortes en cooperación al desarrollo y en muchos más sectores…Pero también puede ser una oportunidad para hablar de temas de austeridad, decrecimiento, para ese modelo de Comercio Justo que busca otra forma de hacer economía.
Por otra parte, la economía social está sufriendo la crisis en menor medida que el global, según dicen los estudios. La banca ética, por ejemplo, se ha visto menos afectada que otros bancos, quizá porque no entraron en temas inmobiliarios ni de especulación, y porque sus clientes son muy militantes. La crisis es una oportunidad para repensar qué hemos hecho mal y cuáles son nuestros valores. Muchas personas podrán llegar a la conclusión de que este modelo no era viable, y hay que cambiarlo.