Guillermo Berru y María Valladares, son el presidente y la responsable de administración y venta, respectivamente, de CAES Piura, una organización peruana de Comercio Justo formada por unos 200 agricultores y agricultoras que producen caña de azúcar. Con motivo de su reciente visita a España, invitados por Oxfam Intermón, hemos hablado con ellos sobre el cambio que están experimentando las comunidades productoras desde su entrada a la red de Comercio Justo.
¿Cuándo comenzaron a trabajar en Comercio Justo?
María: En 2015 comenzamos a trabajar con el Símbolo de Pequeños Productores. Desde antes veníamos investigando cómo podíamos acceder a este sello y poder ingresar en este mercado y así brindar un mejor precio y una mayor calidad para el productor.
¿Por qué les interesaba trabajar dentro del Comercio Justo?
María: Nosotros queremos que se reconozca el trabajo de los productores, darles un buen precio, que haya una igualdad y se les pague lo justo. Nuestro objetivo es impulsar más nuestro producto, caracterizándonos como productores.
Guillermo: Es muy importante para nosotros el Comercio Justo porque reconoce muchos derechos que los productores, al ser pequeños, no tenían. Derechos como un trabajo digno o recibir beneficios, de los que estaban prácticamente excluidos. Para nosotros es importante la justicia que se logra a través del precio. Ese fue nuestro principal objetivo porque a través del precio se pueden mejorar las condiciones de los productores de zonas rurales, que han estado descuidadas y no podían incluirse dentro del mercado.
¿Cuánta extensión de tierra cultiva cada productor?
Aproximadamente 1 hectárea o 1’5.
¿El cultivo se hace de manera ecológica?
María: Si, se cultiva de manera ecológica, artesanal. No se usan fertilizantes ni nada de eso, para mantener la calidad. Por ejemplo, se utilizan las mismas hojas de la caña para abono de la tierra.
Guillermo: Eso es algo que nos caracteriza porque la caña es un cultivo tan natural que su planta es casi silvestre y nos garantiza un producto de alta calidad, que no ha sido alterado y no contiene residuos químicos ya que nosotros no utilizamos ningún químico.
¿La situación de la mujer ha mejorado?
Guillermo: Si. Las mujeres siempre han sido excluidas, su dedicación prácticamente era en la casa. Ahora las mujeres desempeñan muchas tareas dentro de la cadena de la panela. Esto es muy positivo y lo estamos logrando dentro de la cooperativa y también en los órganos de gobierno. En la cooperativa las mujeres participan en la toma de decisiones.
También en los estatutos tenemos puesto como punto primordial que en nuestro comité de dirección siempre debe haber presencia de mujeres, para así seguir fomentando su participación.
¿Cómo se realiza la toma de decisiones en CAES Piura?
Guillermo: Se realiza mediante asambleas. Tenemos un funcionamiento democrático.
¿Cómo son las condiciones laborales de los trabajadores y trabajadoras de CAES?
Guillermo: Nosotros respetamos las jornadas laborales que están reconocidas en la ley y somos muy cuidadosos de eso porque son derechos que merece todo trabajador. En muchas empresas sabemos que hay mucha explotación, que se hacen jornadas muy largas y que no se reconocen los derechos.
María: Por ejemplo, en la parte técnica de CAES tenemos horarios flexibles, o si tenemos alguna dificultad podemos trabajar desde casa. Tenemos facilidades en ese sentido.
¿Qué aspecto del Comercio Justo destacarían por su impacto entre las comunidades productoras?
Guillermo: Todos los aspectos del Comercio Justo son muy importante. Lo que destacamos es poder entrar en un mercado mayor y acceder a más consumidores a los que se les ofrece un producto de calidad. Nuestra caña era un producto que estaba muy escondido, excluido de los mercados. El mercado de Comercio Justo ha dado muchas oportunidades a muchos productores para mejorar su calidad de vida. Tener una vida digna es un derecho, eso es a lo que aspiramos y lo que vemos que va mejorando.
Si viniera una gran empresa a comprarles su producción a costa de los principios del Comercio Justo, ¿lo harían?
María: No. Esa parte la tenemos muy en cuenta, el saber a dónde va el producto para nosotros es importante. Tratamos de trabajar con organizaciones y empresas como Oxfam o así, es decir que tengan nuestra misma filosofía, nuestra misma visión, nuestra misma finalidad.
Guillermo: En nuestra visita estos días a España, hemos venido a ver cómo llega el producto al consumidor. Nos interesa mucho encontrar otros estilos de trabajo que no sean los convencionales. También estamos muy contentos de llevar, a nuestra vuelta, un mensaje a los productores para animarles a asumir un compromiso aún mayor de mejoras continuas. En los inicios no nos habíamos imaginado todo esto, que nuestro producto llegara aquí, lo veíamos como algo muy lejano.
El cultivo de caña que hacemos proviene de nuestros ancestros, de nuestros padres y abuelos, de ellos hemos aprendido cómo se trabaja la caña, como se hacía artesanalmente. Y ahora se han mejorado las plantas y la forma de trabajo, y el producto está en un mercado mayor.
¿Trabajan con la certificación del Símbolo de Pequeños Productores?
Guillermo: Sí, es un sello que va en la misma línea que nuestra organización, es un sello de productores, de pequeños productores, donde ellos y ellas deciden por igualdad.
María: Gracias a la inclusión de los sellos nos ha dado oportunidad de ingresar a mercados internacionales porque antes solo se comercializaba internamente. De momento comercializamos en España y Francia y este año empezamos en Finlandia con una pequeña cantidad.