Con motivo del 12 junio, Día Mundial contra el Trabajo Infantil, la Coordinadora Estatal de Comercio Justo (CECJ) denuncia que en muchos de los productos que compramos, especialmente de alimentación y textil, han trabajado menores, en ocasiones, en situaciones forzosas o de explotación. Según la Organización Internacional del Trabajo, todavía hoy más del 10% de la población infantil, 168 millones de niños y niñas, trabajan en todo el mundo. Las organizaciones de Comercio Justo recuerdan a los consumidores la importancia de conocer las condiciones en las que se han elaborado los artículos para evitar la violación de los derechos de la infancia.

 

La agricultura es el sector en el que el trabajo infantil está más presente. Seis de cada diez menores se encuentran en este ámbito, esto es, 98 millones. Por regiones, en África es donde la incidencia es mayor ya que trabaja más del 20% de la población infantil, aunque la región del Asia-Pacífico es la que registra un mayor número de niños y niñas trabajadores. Es importante destacar que cerca de la mitad de menores trabajadores, 85 millones, lo hacen en tareas peligrosas para su salud e integridad física y psicológica. Las consecuencias de la explotación laboral infantil son múltiples y afectan en distintos aspectos el desarrollo del menor

El movimiento del Comercio Justo denuncia esta realidad y establece como un principio fundamental la ausencia de explotación laboral infantil y, por tanto, garantiza que ningún menor realice tareas que afecten a su desarrollo físico, mental, social o espiritual, interfieran en su educación, o se desarrollen en condiciones abusivas o peligrosas. Por ello todas sus organizaciones están adheridas a la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de la Infancia. Además, muchas de las organizaciones productoras de Comercio Justo llevan a cabo proyectos educativos (escolarización, construcción o mejora de escuelas, becas, etc.) financiados con la prima social, una cantidad extra que reciben para destinarlo a iniciativas comunitarias.

Por ejemplo, la cooperativa de cacao de Comercio Justo Kuapa Kokoo, de Ghana, además de crear una unidad que verifica la ausencia de niños y niñas en toda su producción, realiza campañas de sensibilización sobre las consecuencias del trabajo infantil. Por otro lado, la cooperativa facilita el transporte escolar, ya que las escuelas se encuentran a varios kilómetros de las comunidades, y garantiza el material educativo a las familias más desfavorecidas.

Naciones Unidas ha establecido en sus Objetivos de Desarrollo Sostenibles, firmados en 2015 por 193 representantes gubernamentales, la meta de erradicar la explotación laboral infantil antes de 2025.

 

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