Leida Lissette, caficultora, cuenta en esta carta cómo el cambio climático le viene afectando en sus cosechas desde hace tiempo. Para combatir sus efectos, destaca la importancia de la formación que ha recibido desde la CLAC (Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Trabajadores/as y Productores/as de Comercio Justo). A partir de esa formación ha llevado a la práctica diversas acciones basadas en métodos naturales que no solo le permite mejorar sus cultivos sino, además, proteger el entorno natural.

A través de sus palabras cercanas y en primera persona, ella muestra su conocimiento técnico y cómo el fortalecimiento de las capacidades de las agricultoras y agricultores a pequeña escala es un aspecto esencial para combatir el cambio climático.

Cartas de mujeres frente al cambio climático” es una serie de podcast producida por la CLAC (Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Trabajadores/as y Productores/as de Comercio Justo). Agradecemos su cortesía para reproducirlas aquí.

Foto: Alternativa 3

 

Me di cuenta del cambio climático porque antes el terreno daba mucha producción y luego bajó

Leida Lissete Ramírez Vázquez (Guatemala, productora de café)

 

Las enseñanzas de la vida que los padres trasmiten a sus hijos e hijas son una herencia que ni todo el dinero podrá superar, y de eso yo sé bastante.

Mi nombre es Leida Lissete Ramírez Vázquez, soy originaria de la Unión Zapaca (Guatemala), tengo 22 años y mis padres son socios de la cooperativa agrícola San Francisco de Asís.

Mis padres siempre se han dedicado a la agricultura, siembran maíz, frijol y café. Gracias a sus cosechas nos han sacado adelante. Yo saqué el bachillerato hace 3 años y desde hace más o menos 8 años acompaño a mi papá a trabajar en la tierra. Me di cuenta del cambio climático porque antes el terreno daba mucha producción y luego bajó. Olas de frío, de calor y la deforestación del suelo afectan mucho a los cultivos. Antes llegaba la cantidad que uno decía, pero ahora ya cuesta mucho hacerlo y toca resembrar para llegar al número de quintales que producíamos antes.

Mi papá y yo hemos recibido capacitaciones sobre cómo enfrentar el cambio climático. Por ejemplo, para el cultivo de café hacemos terrazas cuando hay demasiada pendiente en un terreno. Estas terrazas nos sirven para recibir y conservar abono y cuando vienen corrientes de lluvia no laven la raíz y puedan crecer muy bien los palos de café para que tengamos buena cosecha.

También sembramos cepas de banano, árboles de jocoque, aguacate y matas de yuca. Con esa sombra maravillosa que dan los árboles, la producción de café mejora mucho. Además las hojas de esas plantas sirven de abono. Fíjese que si no tuviéramos sombra, los granitos de café se marchitan.

Yo creo que todas estas técnicas nos ayudan mucho a las productoras y productores. Si uno siembra un árbol vamos a tener más oxígeno, la parcela nos va a regalar más cosecha y así nos beneficiamos todas y todos.

A estas técnicas tengo que sumarle la rica herencia que deja mi papá, ese amor por la tierra, por la agricultura y el café.

En el campo trabajar al lado de la familia nos hace más unidos para enfrentar los problemas urgentes como es el cambio climático. Trabajar la tierra le da a uno un oficio, una forma de ganarse la vida.

Bueno ya me tengo que ir, recuérdenme, yo me llamo Leída y vivo en Guatemala, una tierra generosa que los espera siempre.

 

 

 

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