Hoy, como cada segundo sábado de mayo, se celebra en más de 50 países el Día Mundial del Comercio Justo. Los ciudadanos y ciudadanas nos unimos a esta jornada con la que queremos reivindicar otro modelo de comercio internacional, justo, equitativo y basado en el respeto a los derechos de todas las personas: quienes producen y quienes consumen.

Todo lo que hoy queremos defender podemos resumirlo en una sola frase: “Para disfrutar de un buen café no hace falta que termine molido nadie”. Por eso hoy vamos a moler café como protesta por un modelo comercial que se ha demostrado injusto e ineficaz para gran parte de la población mundial.

Elegimos el café porque es un claro ejemplo de las injustas leyes que rigen el comercio internacional y que benefician a unas  personas a costa de otras.

El café es después del petróleo el producto básico que genera un mayor volumen de negocio en el mundo. Un negocio controlado por 5 grandes empresas trasnacionales que genera 52.000 millones de euros cada año de los que sólo el 10% llega a los millones de campesinos y campesinas que cultivan el café en sus tierras de escasas hectáreas.

Se trata de un mercado basado en la especulación y dependiente de los caprichos del mercado ya que el café es uno de los productos que cotiza en bolsa. De esta manera, la vida de millones de agricultores y agricultoras del Sur depende de las decisiones que se toman en las bolsas de Nueva York y Londres, del precio que se fije en estos selectos espacios de poder. Esta incertidumbre y la volatilidad de los precios condicionan el desarrollo de muchas comunidades del Sur.

Así, por ejemplo, medio kilo de café de Etiopía se puede llegar a vender por 15 euros en establecimientos comerciales de Europa, mientras que los agricultores reciben menos de 2 euros al día por su trabajo, un poco más de lo que nos cuesta una taza de café.

Frente a ello somos muchos, cada vez más, los que estamos preocupados por un sistema económico que no beneficia a la mayoría. Somos muchos y muchas los que queremos otro modelo en el que las personas y sus derechos sean el eje central.

Somos muchos los que nos sumamos al Comercio Justo porque es una alternativa que lleva 60 años demostrando que se puede hacer otro comercio.

Somos muchos los que queremos disfrutar de un café que no resulte amargo para otras personas.

Somos muchos los que queremos disfrutar de un café con la garantía de que nadie ha acabado molido, con la seguridad de que se han respetado los derechos básicos de quienes lo han producido.

 

¡Somos muchos! ¡Que se nos oiga!


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