Teresa Pereira trabaja desde hace 11 años en la cooperativa azucarera de Comercio Justo Manduvirá, de Paraguay, situada en la ciudad de Arroyos y Esteros. Durante este tiempo, además de contribuir con su labor profesional al desarrollo de la cooperativa, ha visto los impactos positivos que ésta ha generado en su comunidad.
Hemos hablado con ella durante su visita a España, invitada por la organización IDEAS, con motivo del VI Encuentro de Ciudades por el Comercio Justo.
¿Cuál es tu trabajo en Manduvirá?
Soy secretaría ejecutiva. Estoy como asistente de la gerencia general en el departamento de Comercio Justo. Llevo 11 años trabajando en Manduvirá, empecé en el 2006 y he visto todo su crecimiento. Para mí es muy gratificante formar parte de Manduvirá y ver todo el impacto positivo que tiene en la comunidad, en lo social, económico y medioambiental.
En estos años, ¿qué cambios has visto en tu comunidad?
Realmente Manduvirá marcó un antes y un después gracias al Comercio Justo porque al principio Manduvirá era solo productor de caña de azúcar. Hoy día es industrializador y exportador. Cuando yo entré en éramos 35 trabajadores y ahora somos 250. El impacto social para la comunidad es gigante.
Prácticamente hoy Manduvirá es el pulmón económico de Arroyos y Esteros porque son mil productores que tienen un mercado seguro para su caña de azúcar.
Sus beneficios les llegan por triplicado: obtienen un precio justo por su producción, pero además, al final del año se reparten los excedentes y también la prima, que se distribuye de dos formas: en efectivo, el 50%, y el otro 50% en servicios diferentes como por ejemplo, asistencia médica (odontología, oftalmología, laboratoriales…), servicios de maquinarias (Manduvirá cuenta con cuatro máquinas que se les brindan a los productores); también se les ofrece preparación de suelo para su plantación de caña de azúcar. Contamos con un departamento agrícola que les da asistencia técnica, como por ejemplo asesorarles sobre qué variedad de caña deben aplicar en su finca; se le dan fertilizantes orgánicos que producimos con el residuo de la caña… Abarcamos prácticamente toda la cadena.
¿Hay muchas mujeres en Manduvirá?
El 40% son mujeres productoras. En Manduvirá tanto la mujer como el hombre tienen la capacidad de opinar.
Manduvirá se enfoca mucho en la integración de los jóvenes y en la equidad de género, el empoderamiento de la mujer. De hecho, muchas de sus gerencias están ocupadas por mujeres.
Por ejemplo, en Paraguay no es usual que una mujer joven como yo pueda representar a su organización en el exterior, y yo lo estoy haciendo.
¿Cómo sería Arroyos y Esteros si no existiera Manduvirá?
Arroyos y Esteros es un pequeño pueblo. Manduvirá ha favorecido su desarrollo. Sin ella creo que sería un pueblo sin vida, los jóvenes tendrían que buscar empleo en otras ciudades. Los productores seguramente dejarían de producir caña. Sería otro panorama.
En Arroyos y Esteros hay 22.000 personas y el 70% de la población está vinculada directa e indirectamente con Manduvirá porque además de nosotros, los trabajadores, están los productores de caña que a su vez tienen a otros trabajadores como cortadores de caña, también están los transportistas, carreros, comerciantes…toda la economía gira en torno a Manduvirá porque cuando un productor cobra, cada viernes recibe su paga, el dinero se queda en la propia ciudad.
¿Cuál era el objetivo de Manduvirá en sus inicios?
Manduvirá se fundó en 1975 con 35 socios que eran docentes y comerciantes. En el 95, la organización decide dedicarse solo a la producción porque ya contaba con más socios productores. En ese momento vendían su caña a una azucarera local que se regía por el monopolio. En el 95 también se contacta por primera vez con gente del movimiento del Comercio Justo, a través de una persona que trabajaba en Alemania, quién abrió una nueva perspectiva para Manduvirá ya que se dio cuenta de que podría producir azúcar con su propia marca y acceder a un mercado seguro.
A partir de ahí Manduvirá comienza a gestionar y a alquilar ingenios. En principio fue difícil porque los ingenios en Paraguay decían que producir azúcar no era para pequeños productores campesinos. En el año 2003 se vio que no era tan sostenible ser solamente organización productora, así que se consiguió alquilar una fábrica a 70 km de Arroyos y Esteros. Durante 10 años se alquiló ese ingenio, y en ese tiempo Manduvirá consiguió experiencia y posicionar su marca en todo el mundo. En el 2009 se comienza a gestionar el financiamiento para tener su propia fábrica de azúcar. Se consiguieron cinco financistas. En el 2011 se comenzó la primera palada de la fábrica, que se inauguró en el 2014.
¿Qué significa para los productores y productoras el tener su propia fábrica?
Ahora en la cooperativa somos 1600 socios, de los cuales mil son productores, es decir, hay 1000 familias que son propietarias de la azucarera. Con esto los productores lograron el empoderamiento. Antes entregaban su azúcar al ingenio que se regía por el monopolio. Hoy tienen su propia fábrica de la cual obtienen un precio justo por su materia prima.
De los criterios del Comercio Justo, ¿cuál crees que es el que más beneficia a los productores y productoras?
Son varios: por un lado, el precio justo y el contacto a largo plazo que permite la sostenibilidad. Gracias a los prefinanciamientos que nos dan nuestros clientes nosotros podemos prefinanciar la cosecha. Por otro lado, la no explotación infantil creo que también es clave para que los niños accedan a la educación. Y también es muy importante el cuidado del medio ambiente. En este sentido, nuestra fábrica es autosustentable porque a partir del residuo de la caña nosotros producimos nuestra propia energía para la azucarera.
Los productores siempre destacan que gracias a Manduvirá sus hijos pueden acceder a la educación. También destacan que si no existiera la cooperativa el precio que obtendrían por su producción sería ínfimo, no les sería rentable, pero con Manduvirá obtienen un precio justo por su caña de azúcar, obtienen la prima, los servicios médicos, servicios para la plantación de caña como asesoría, certificación, maquinaria, créditos, fertilizantes… Todo esto es lo que ellos destacan principalmente.
¿Qué acciones desarrolláis para acabar con la explotación laboral infantil?
Nosotros trabajamos con nuestros socios.
Los hijos de los socios están escolarizados, es una condición obligatoria para los socios de Manduvirá. Que los niños accedan a la educación nos parece una clave fundamental.
Por ello, también ofrecemos becas y a través del comité de educación, brindamos útiles escolares a los hijos de los socios. También contamos con varios cursos: de teatro, música…
Ahora a través del programa de ciudades por el comercio justo estamos trabajando para que los estudiantes tanto los hijos de los socios como los que no lo son conozcan los principios del Comercio Justo.
¿Cómo son las condiciones laborales en Manduvirá a diferencia de otras organizaciones o empresas de la zona?
En Paraguay, hay un salario mínimo que es la base de los trabajadores. En Manduvirá ganamos más del salario mínimo, sin embargo en otras empresas ni siquiera se llega al salario mínimo ni cumplen con las disposiciones legales. Los salarios en Manduvirá son muy dignos.
A partir de tu experiencia y de lo que has visto en tu comunidad, ¿podrías afirmar que el Comercio Justo reduce la pobreza?
Sí, totalmente.
Para mí el Comercio Justo es uno de los mejores sistemas para mejorar la calidad de vida del pequeño productor, generar oportunidades para jóvenes, dar espacio a la mujer, fomentar la equidad de género y aportar al desarrollo económico y social de una localidad.