143’7 millones de euros fue la facturación obtenida por los productos de Comercio Justo en España durante 2020, lo que supone un crecimiento de 5 millones de euros, un 3,6% más, respecto al año anterior. Pese al aumento global, el Comercio Justo ha sufrido los impactos de la pandemia en su sector más significativo, las tiendas de Comercio Justo, que han registrado 4,2 millones de euros en ventas. Estos son los principales datos del informe “El Comercio Justo en España 2020” elaborado por la Coordinadora Estatal de Comercio Justo (CECJ),con financiación del Ministerio de Trabajo y Economía Social.
Pese a la pandemia, en el 2020 el consumo de Comercio Justo en España aumentó un 3,6% respecto al año anterior. Se trata de un incremento ligero en relación al crecimiento que se venía registrando en los dos últimos ejercicios, pero que consolida su tendencia al alza y su presencia cada vez mayor en espacios de consumo y en la cesta de la compra cotidiana. El principal factor que ha generado este resultado es el aumento de las ventas de productos con el sello de Comercio Justo Fairtrade y la incorporación de empresas a esta certificación. Con esta cifra global, el consumo medio por habitante en Comercio Justo durante 2020 fue de 3,01 euros, una cantidad que sigue estando muy alejada de otros países europeos.
El impacto de la pandemia se ha dejado notar en los establecimientos minoristas, en particular en las 75 tiendas de Comercio Justo gestionadas por las organizaciones de la CECJ que han acusado un importante descenso de ventas, desde los 5,3 millones de euros de 2019 a los 4,2 millones de euros en 2020. “2020 ha sido un año muy difícil para las tiendas de Comercio Justo. El cierre motivado por el Estado de Alarma, las restricciones de horario, aforo y movilidad, la imposibilidad de organizar actividades o participar en eventos como ferias o mercadillos, junto a la crisis económica han hecho mella en el sector.
Teniendo en cuenta todo esto, es valorable que las tiendas hayan podido alcanzar unas ventas de 4,2 millones de euros”, explica Alberto Abad, presidente de la CECJ.
“Aunque económicamente las tiendas representan un porcentaje minoritario, constituyen el corazón del movimiento del Comercio Justo; son nuestro espacio de encuentro con la ciudadanía y de activismo”, añade A. Abad.
Con este descenso, las tiendas de Comercio Justo representan solo el 2,9% de las ventas del sector. En el otro extremo están los supermercados y grandes superficies donde se produjo el 83,5% de la facturación de Comercio Justo. Respecto a 2019 son el único especio de distribución que aumenta las ventas de este tipo de productos y su cuota de mercado. El segundo canal de consumo es la hostelería (el sector denominado HORECA: hostelería, restauración y catering) con un 9,5% de las ventas. Por último se sitúa el pequeño comercio. Aquí junto a las tiendas de Comercio Justo, encontramos otros minoristas como herbolarios o tiendas de productos ecológicos cuya facturación ha descendido ligeramente respecto a 2019. Su cuota de mercado se sitúa en un 3%.
Por productos, la alimentación sigue siendo la gran protagonista del Comercio Justo, con más del 97% de las ventas. Y dentro de este bloque, el cacao y los dulces son claramente los productos estrella. Estos generan el 78,4% de la facturación. El café, producto emblemático del Comercio Justo, pierde peso, quedando con un 15% de las ventas. El té y otras infusiones también experimentan un descenso, así como el resto de productos de alimentación (arroz, cereales, pasta, bebidas,…) Por otro lado, en relación a los productos que no son alimentación, el textil (ropa y hogar) es lo más vendido aunque sus ventas han descendido en el último año. Estos artículos representan el 1,3% del sector. Le siguen los complementos y la decoración. Los productos de higiene y cosmética descienden sus ventas pero ligeramente.
En relación a las certificaciones que avalan el cumplimiento de los principios del Comercio Justo, el 95,2% de las ventas procedió de productos con el sello Fairtrade. Una parte (7,6%) fueron distribuidos por las organizaciones importadoras de la CECJ, pero la gran mayoría (87,6%) fue fruto de las ventas de empresas convencionales. “La pandemia ha aumentado la conciencia de la ciudadanía en torno a los impactos ambiental y social de los productos que consume. Cada vez más la población se fija en los sellos o certificaciones que lo avalan”, explica A. Abad.
“En este sentido queremos recordar a la ciudadanía que los sellos de Comercio Justo garantizan tanto la producción ecológica y sostenible como la protección de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, además de otros aspectos fundamentales como la ausencia de explotación infantil, la equidad de género o prácticas democráticas como el derecho de sindicación”, añade Abad.
Cambio climático, consumo y Comercio Justo
Además de las ventas, el informe “El Comercio Justo en España 2020” se completa con varios artículos con los que se quiere poner el acento en la emergencia climática, su relación con el consumo y el modelo comercial global y los efectos que está provocando en las organizaciones productoras y las poblaciones rurales más vulnerables. El texto firmado por la periodista y divulgadora Brenda Chávez profundiza en el impacto ambiental de la industria textil, un sector que junto con el calzado en 2018 generó más Gases de Efecto Invernadero que Francia, Alemania y Reino Unido juntos. Por otro lado, el artículo de Oxfam Intermón destaca el impacto del comercio global en la crisis climática, un factor que a menudo se omite en las políticas y negociaciones sobre el tema. Por último, el informe se completa con textos que analizan las iniciativas que están llevando a cabo la cooperativa arrocera de Comercio Justo Green Net (Tailandia) y las más de 900 organizaciones de Comercio Justo de América Latina y Caribe, para afrontar los impactos del cambio climático en sus cosechas e ingresos, y evitar el deterioro ambiental.
El informe ha contado con financiación del Ministerio de Trabajo y Economía Social.
Descarga del informe completo: El Comercio Justo en España 2020. Emergencia climática, consumo y modelo comercial