Tras más de 30 años de existencia, la organización CIAP que comenzó con cuatro grupos de artesanos que se dedicaban a la joyería, cerámica, tapices y pieda de Huamanga (alabastro), actualmente está formada por 18 grupos de artesanos y artesanas de varios departamentos de Perú. En total agrupa a unas 700 personas, de las que el 70% son mujeres. Ruth de la Cruz trabaja en la empresa de exportación y además es hija de uno de los artesanos de la entidad. Reproducimos aquí la entrevista que mantuvimos con ella acerca del impacto del Comercio Justo, el trabajo y la vida de de los artesanos de allá.
Agradecemos a las organizaciones Kidenda y medicusmundi Álava las facilidades para la realización de la entrevista.
¿Cuál es su trabajo en CIAP?
Yo trabajo en la empresa exportadora de artesanía (Intercrafts Perú) que los artesanos de la CIAP crearon para poder vender directamente sus productos hacia los mercados exteriores dentro de la cadena de Comercio Justo. Trabajo en el área de desarrollo de producto y distribución, así que todos los pedidos me llegan a mí y yo los hago llegar a los grupos de artesanos.
¿En qué zonas de Perú viven los artesanos?
Están en 5 departamentos: en Piura hay un grupo de mujeres que realiza artesanía en cerámica. En Lima hay 5 grupos, dos de ellos de mujeres que hacen artillería y corte y confección. En Puno tenemos la mayor cantidad de grupos, hay 8 formados por mujeres que se dedican al tejido de alpaca, hacen prendas y tejidos de alpaca y títeres de dedo.
¿Viven en zonas rurales?
Sí, sobre todo en Puno que es la zona más alta del Perú, a más de 4000 metros sobre el nivel del mar. Allí las mujeres viven en zonas alejadas, pero se reúnen en lugares más céntricos, en los locales comunales.
¿Cómo es la vida de estas mujeres?
Sus actividades diarias son la atención a sus hijos, preparar los alimentos, criar sus animales y atender sus chakras (tierras) en las que cultivan papas o cereales. Y también desarrollan sus tejidos, se dedican a la artesanía.
Para ellas es muy importante tener pedidos porque así obtienen otra fuente de ingresos, reciben un dinero con el que pueden apoyar a su familia e hijos, por ejemplo, para la educación o el transporte. Muchas veces los colegios están alejados y necesitan movilidad. Todo esto pueden solventarlo con el ingreso que reciben de los pedidos del Comercio Justo.
Además de lo económico, ¿el Comercio Justo les beneficia en algún otro aspecto?
Sobre todo les ha servido para organizarse, convertirse en un grupo de mujeres que pueden apoyarse entre ellas mismas y apoyar a su comunidad. Y esto es muy importante para ellas.
¿El participar en la organización les hace tener más autoestima o capacidad de liderazgo?
Las mujeres están muy bien organizadas, participan, tienen sus actividades… Desde que yo ingresé en la CIAP he visto que la posición de las mujeres era muy fuerte aportando ideas y opiniones. Creo que es algo que les nace a ellas y dentro de la organización se va perfeccionando ya que aquí obtienen nuevos conocimientos sobre asociacionismo, manejo de presupuestos, autoestima…
El hecho de que el 70% de los artesanos de CIAP sean mujeres ¿es por alguna razón en especial?
En realidad no, al menos no ha sido algo buscado. Inicialmente había más hombres pero con el tiempo las mujeres se fueron agrupando y acercándose a la CIAP. La organización acepta a todos los grupos que quieran adherirse, ya sean de hombres o mujeres.
¿Cuál sería la principal característica de los productos de CIAP?
Nosotros siempre ofrecemos productos que reflejan nuestra cultura, bien sea usando técnicas, diseños o materiales peruanos.
Quienes viven en el norte utilizan en sus artesanías el blanco y el negro, lo que llaman el bicolor, ya que esto refleja sus tradiciones. En el sur, que es tierra de los incas donde viven aymaras y quechuas lo que muestran son sus alpacas, sus paisajes, los Andes… y así reflejan los aspectos y los lugares donde ellos viven. Por ejemplo, las figuritas de los nacimientos llevan la ropa andina.
Si ustedes vendieran estos productos al comercio convencional, ¿qué diferencia notarían?
Por lo general, el comercio convencional busca precios baratos por cantidades inmensas, sin pensar en que el artesano pueda recibir un precio justo por su trabajo, unas condiciones dignas de vida u otros aspectos para desarrollarse.
Pero el Comercio Justo no consiste solamente en vender el producto, sino que genera un valor agregado, permite una conexión con el consumidor final, ya que aquí no hay intermediarios que busquen obtener ganancias a costa del trabajador. Gracias a la venta en Comercio Justo, los artesanos pueden apoyarse entre ellos mismos y apoyar a su familia y a su comunidad.
¿Cómo funciona la toma de decisiones en CIAP?
La directiva de CIAP tiene representantes de cada grupo de artesanos. Tiene una presidencia, secretaría de organización, comercialización…en total, 5 representantes de todos los grupos que son elegidos cada 2 años.
Además, la directiva de la empresa de exportación Intercrafts está conformada por un representante de cada grupo que se reúnen mensualmente para revisar el reporte de ventas, la situación de la empresa y de los grupos… Como hay grupos artesanales formados únicamente por mujeres, ellas tienen sus propias representantes. La directiva de Intercrafts, a su vez, se coordina con la de CIAP.
Todos los representantes y dirigentes, por tanto, son artesanos y elegidos por ellos de manera democrática en las asambleas.
CIAP cuenta con una cooperativa de crédito y ahorro, ¿cómo funciona?
Los artesanos crearon esta cooperativa porque en el mundo comercial bancario en Lima es muy difícil obtener un crédito para los artesanos. Entonces, se agruparon para apoyarse entre ellos. Si cada uno de ellos por separado constituyera una entidad jurídica, además de muy engorroso y costoso tendrían más dificultades para calificar y obtener créditos. Así que decidieron crear su propia cooperativa, de manera que ellos son socios que aportan mensualmente lo que podríamos llamar sus “acciones”. En ocasiones la CIAP ha conseguido también apoyo de entidades internacionales para tener un capital. Así, puede dar créditos a los artesanos con facilidades, sin tantos procesos burocráticos y papeleos. Esta ha sido una herramienta muy importante para muchos artesanos para poder construir sus casas, sus talleres, pagar la educación de sus hijos, o en casos de enfermedades…
Desde el comienzo de la crisis, ¿han notado una disminución en los pedidos y en los ingresos?
Sí, a partir del 2009 los artesanos notaron bastante la disminución de los pedidos de Europa porque la crisis está afectando a algunos de nuestros clientes, sobre todo de España e Italia.
Por ello, los artesanos iniciaron otros mecanismos de ingresos, como la creación de una agencia de turismo diferente a las convencionales para ofrecer el servicio de visitar los lugares famosos del Perú (Machu Picchu, lago Titicaca, Líneas de Nazca…) pero también los talleres artesanales que están en esas zonas. Además, los turistas pueden compartir tiempo con los artesanos haciendo algún artículo, preparando comidas., etc.
Y por otra parte, ellos han continuado dedicándose a la venta de sus productos en Perú. La diferencia es que en el mercado local consiguen un precio muy barato en comparación con lo que obtienen con el Comercio Justo donde lo que reciben sí les compensa el trabajo, el tiempo y los materiales. En el mercado local solo obtienen ingresos para solventar los gastos del día.
¿Qué mensaje transmitiría a los consumidores españoles?
El Comercio Justo no solamente son alimentos, también existen las artesanías.
Pueden apoyarnos no necesariamente comprando los productos sino interesándose por la vida del productor y transmitiendo las ideas del Comercio Justo. Yo sé que es difícil ahora pedir que compren estos artículos pero hay otros mecanismos con los que se puede apoyar al Comercio Justo.
¿Hay alguna idea más que le gustaría destacar?
La CIAP es solo un grupo productor más dentro de la red de Comercio Justo. También hay otros grupos en otros países como India, Sri Lanka, Vietnam… Entre todos podemos contribuir a que el Comercio Justo se fortalezca ante el comercio convencional que cada vez va abarcando más mercado y no trata con respeto a los productores.