Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente (5 junio), las organizaciones de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo destacamos las demandas de nuestro movimiento en relación con la emergencia climática y la necesidad de actuar de manera firme y decidida para combatirla.
En este sentido recordamos nuestras reivindicaciones expresadas en la declaración Reconstruyamos con justicia, en la que alentamos la pertinencia de hacer un cambio de rumbo hacia una economía basada en criterios de sostenibilidad y de justicia que priorice la protección del planeta y los Derechos Humanos.
Las demandas que planteamos son varias propuestas que conlleven un cambio del modelo imperante actual:
· De la sobreexplotación de los recursos naturales del planeta, a un modelo económico y agrícola que respete el medio ambiente, reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero y promueva la justicia climática, dentro de los límites del planeta.
· De una cultura dominante de consumismo, a una forma de vida sostenible y un nuevo compromiso por la naturaleza y el planeta.
Entre las propuestas en concreto dirigidas a los gobiernos destacan la necesidad de adoptar objetivos nacionales para reducir las emisiones de CO2 y cumplir con el compromiso establecido en los Acuerdos de París, garantizando el límite máximo de aumento de la temperatura mundial a 1,5ºC. Otra de las propuestas es reformar los sistemas impositivos para incentivar el consumo y producción del Comercio Justo y los productos orgánicos. Por último, otra de las demandas más significativas es el desarrollo de una legislación que garantice que todas las empresas y sus proveedores respeten el medio ambiente y los derechos humanos y laborales dentro y fuera de sus fronteras.
Estas demandas y planteamientos están alineados lo expresado por Naciones Unidas en relación al avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y en concreto al número 12 (Producción y consumo sostenibles). “La crisis actual es una oportunidad para llevar a cabo un cambio profundo y sistémico hacia una economía más sostenible que funcione tanto para las personas como para el planeta”, se puede leer en su página web. “Los seres humanos tienen necesidades ilimitadas, pero el planeta posee una capacidad limitada para satisfacerlas. Tenemos que intentar comprender y valorar los límites hasta los que podemos presionar a la naturaleza antes de que su impacto sea negativo. Dichos límites se deben reflejar en nuestros patrones de consumo y producción”, añade. Y concluye que la pandemia puede servir de catalizador para un cambio social que modifique el modelo actual.
Las 6 medidas que el Secretario General de Naciones Unidas ha propuesto van en la misma dirección que las planteadas por el movimiento del Comercio Justo.
Algunos datos para reflexionar y actuar
Naciones Unidas señala algunos datos que muestran claramente la necesidad de un cambio de modelo:
El modelo actual de producción y consumo es claramente insostenible. Si seguimos con este mismo estilo de vida, en 2050 necesitaríamos el equivalente a casi 3 planetas para generar los recursos naturales necesarios (datos de Naciones Unidas).
Por otro lado, la degradación de la tierra, la disminución de la fertilidad del suelo y el uso insostenible del agua, están disminuyendo la capacidad para suministrar alimentos.
De hecho, por cada grado que aumenta la temperatura, la producción de cereales se reduce un 5% aproximadamente.
La contribución del Comercio Justo a la protección del medio ambiente
El Comercio Justo tiene como uno de sus principios esenciales la protección del medio ambiente. Por ello, todas las organizaciones deben cumplir con una serie de prácticas, entre ellas:
– Producción sostenible.
– Técnicas que minimicen el consumo de energía.
– Uso de abonos y plaguicidas orgánicos.
– Reducción de residuos.
– Protección del entorno en el proceso de producción.
– Envío de los productos por mar, preferentemente.
Pero, además, el movimiento del Comercio Justo defiende la necesidad de cambios en el modelo comercial y agrícola global de manera que sea más sostenible, coherente con el entorno y más justo.
En este sentido, el movimiento del Comercio Justo alerta de que el modelo de producción a gran escala, desarrollado por la industria alimentaria convencional, basado en grandes extensiones de monocultivo y la maximización de rendimientos a corto plazo provoca deforestación, desertificación, erosión de los suelos y pérdida de la biodiversidad de flora y fauna. Además, en el plano humano y social, este modelo acrecienta la inestabilidad y explotación laboral, la pobreza y la desigualdad.
Las organizaciones de Comercio Justo señalan la importancia de que los agricultores y agricultoras a pequeña escala formen parte de la solución a la crisis climática y se les tenga en cuenta como partes interesadas a la hora de elaborar las políticas nacionales e internacionales de acción climática. Los agricultores y agricultoras a pequeña escala no sólo son los más afectados y vulnerables al cambio climático, sino que también son quienes tienen los conocimientos y experiencia tradicionales en agricultura. Sus aportaciones y propuestas deben ser escuchadas.
Este vídeo, elaborado por la Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños/as Productores/as y Trabajadores/as de Comercio Justo (CLAC) explica de manera clara la contribución del Comercio Justo a frenar la emergencia climática, y las demandas de nuestro movimiento: