Celebramos el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, visibilizando a las mujeres que trabajan en las organizaciones de Comercio Justo de todo el mundo.
Pese a los cambios «profundos» y que, según relata la ONU, hay más mujeres trabajando y participando en la sociedad, la violencia y la pobreza siguen obstaculizando hoy en día, en todo el mundo, la igualdad de género. La participación de las mujeres en la toma de decisiones a todos los niveles y su representación sigue siendo baja, y muy pocas forman parte de las juntas directivas de empresas y organizaciones.
El Comercio Justo, desde sus inicios, ha estado comprometido con la igualdad de género. Y en su carta de principios, que todas las organizaciones de este movimiento deben cumplir, lo garantiza en su principio número 6, que aboga por la equidad, la no discriminación, y la libertad de asociación sindical.
Estos principios están en la línea de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, marcados por la ONU en su Agenda 2030, entre los que encontramos, en su objetivo 5, la igualdad entre los géneros como derecho humano fundamental, y base necesaria para conseguir «un mundo pacífico, próspero y sostenible.»
El compromiso del Comercio Justo con la igualdad de género queda documentado, además, en dos informe divulgativos elaborados por la Organización Mundial del Comercio Justo en 2019 y cuya edición en castellano corrió a cargo de la CECJ.
En el primero de los informes, titulado «Modelos de actividad comercial que empoderan a las mujeres» se analiza el trabajo de varias organizaciones de Comercio Justo en distintos países (Chile, Ecuador, Etiopía, India, Indonesia, Kenia, Nepal y Bélgica), en particular, de las buenas prácticas que estas desarrollan en materia de igualdad de género y empoderamiento de las mujeres. Asimismo, las organizaciones plantean sus retos en esta área de cara al futuro.
Por su parte, el informe «Igualdad de género y derechos de las mujeres en el ámbito laboral» se centra en la situación mundial a partir de la información recopilada por la Organización Mundial del Comercio Justo en África, Asia y América Latina, y varias organizaciones de Comercio Justo. Asimismo se analizan las normas y reglamentos nacionales existentes relacionados con la igualdad de género. El informe se completa con las recomendaciones que realizan dichas entidades a los gobiernos sobre las prácticas más necesarias y adecuadas para garantizar la igualdad de género
En primera persona
Varias mujeres que trabajan en organizaciones de Comercio Justo cuentan su experiencia:
Delicia Sánchez, de la organización productora de cacao CEPROAA (Perú)
Sagrario Angulo, de la organización artesana CAMARI (Ecuador)
Merling Preza (Nicaragua), vicepresidenta de la Coordinadora Latinoamericana y el Caribe de Pequeños Productores y Trabajadores de Comercio Justo CLAC
María Ávila, de la cooperativa Agropía (Perú):
Ruth de la Cruz, de la organización artesana CIAP (Perú)
«Las mujeres están muy bien organizadas, participan, tienen sus actividades… Desde que yo ingresé en la CIAP he visto que la posición de las mujeres era muy fuerte aportando ideas y opiniones. Creo que es algo que les nace a ellas y dentro de la organización se va perfeccionando ya que aquí obtienen nuevos conocimientos sobre asociacionismo, manejo de presupuestos, autoestima…» Entrevista completa aquí.
Gloria Rivera e Ivania Calderón, de la organziación cafetalera CECOCAFEN (Nicaragua):
«En la cooperativa trabajan los socios y sus familias. Ambos trabajan en la finca, hombres y mujeres, los dos hacen las mismas labores. Al formar parte de la organización, la calidad de vida es mayor, por ejemplo en temas de género, además contamos con más oportunidades, asistencia técnica, capacitación, podemos participar en los órganos de dirección de las cooperativas, donde hay igualdad de género (la mitad son hombres y la otra mitad, mujeres) Aunque hay más hombres socios de las cooperativas ya que una gran parte de las mujeres no tienen el título de propiedad de la tierra.» Entrevista completa aquí