Susana, Eugenia, Elena, José Francisco, Carmen, Luis, Berta, Mikel, Marga…y así hasta más de 2600 personas colaboran como voluntarias en las organizaciones de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo. De ellas, tres de cada cuatro son mujeres. Con motivo de la celebración del Día del Voluntariado (5 diciembre) queremos poner de relieve su trabajo y compromiso, especialmente este año tan difícil en todos los sentidos.

Por ello, desde la CECJ queremos homenajearles en su día destacando su esfuerzo, su entusiasmo y sus testimonios para avanzar hacia un mundo más humano, sostenible y justo para todos y todas.

Aquí rescatamos algunas de sus reflexiones:

Ser voluntario en la tienda de Comercio Justo es una manera de transformar la sociedad en la que vivo y también de cambiar el mundo. Daniel (voluntario de Medicusmundi Álava-Araba)

Creo que las personas que vivimos en países desarrollados debemos implicarnos. David (voluntario de Ecosol ONGD)

Estar en la tienda es interesante porque supone participar en uno de los extremos de la cadena del Comercio Justo. (Carmen, voluntaria de Setem MCM)
He podido comprobar el avance de estas mujeres, de las artesanas de India de los talleres de Comercio Justo y la alegría que desprenden al sentirse útiles, independientes, «poderosas». Su aportación a la economía familiar también conlleva la valoración de sus maridos. (Ana, voluntaria de Fundación Vicente Ferrer)

Nos repartimos el trabajo entre todos. Estar organizados nos ha dado buen resultado. José Francisco Coll, voluntario de Cáritas Huesca.

A  todos ellos y ellas, a modo de regalo, desde el otro lado de la cadena del Comercio Justo, dos mujeres, representantes de organizaciones productoras agradecen y valoran su compromiso y trabajo:

Merling Preeza, productora de café y vicepresidenta de CLAC:

 “Para nosotros el voluntario está en nuestro corazón porque vale mucho lo que hacen. Creo que a veces ni ellos mismos tienen la dimensión de lo que vale su trabajo para las familias productoras. Su trabajo voluntario hace que muchas personas puedan vivir”.

 

Anjali Tapkire, de la cooperativa textil Cretive Handicrafts (India)

«Yo veo que hay personas aquí que dedican su tiempo de forma voluntaria, hay gente que compra los productos, hay gente que –al igual que las trabajadoras de Creative Handiicrafts se están esforzando por salir adelante día a día- aquí también hay gente que se esfuerza para conseguir que la vida de ellas cambie.

Hay un mensaje que me gustaría hacer llegar a las mujeres cuando vuelva, y es que aquí hay muchas personas que se están esforzando y que tienen buenos sentimientos en su corazón por hacer algo bueno por otras personas a las que no conocen y a las que no han visto nunca».

 

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