En la última Cumbre del Cambio Climático, celebrada en Glasgow en noviembre del 2021, participó una delegación de representantes de organizaciones de Comercio Justo para exponer las demandas y preocupaciones de este movimiento económico y social. Javier Aliaga, coordinador del programa de cambio climático de la CLAC, formó parte de esa delegación.
Reproducimos un resumen de la charla-debate que mantuvimos con él y en la que expuso los principales mensajes que trasladaron en dicha Cumbre y también explicó la estrategia que están desarrollando de apoyo a las pequeñas organizaciones agrícolas de Comercio Justo de América Latina.
La CLAC, Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños Productores y Trabajadores de Comercio Justo, es una organización de referencia en Comercio Justo en América Latina ya que agrupa a cerca de mil organizaciones productoras de 24 países.
“La ayuda a los pequeños grupos productores es beneficiosa para toda la sociedad”
En la COP-26 hemos defendido que no puede haber justicia climática sin Comercio Justo, que los pequeños grupos productores son parte de la solución a este problema, y que si no tienen las herramientas necesarias, el problema va a ser mayor para todos y todas. Si los jóvenes no se quedan en el campo, si no hay recambio generacional y mejora la vida en el campo, los jóvenes se van a ir a las ciudades y eso puede generar un problema de seguridad alimentaria para el planeta. Los productores y productoras necesitan ayuda, una ayuda que no es solo para ellos sino para toda la sociedad global. Si los grupos productores no reciben esa ayuda vamos a entrar en un círculo vicioso que es necesario romper.
Otro mensaje que queremos destacar y que defendimos en la COP-26 es que es necesario hacer llegar la financiación climática a los pequeños grupos productores. Existen muchos mecanismos de financiación climática, pero son costosos, difíciles técnicamente y no llegan a los pequeños grupos productores. Es necesario trabajar para que llegue esta financiación llegue.
Por último, también resaltamos la idea de que los productores y productoras generan valor en la cadena de valor pero no se apropian de ese valor en la misma medida. Este es un problema que se da al inicio de la cadena, pero al final de la misma, los consumidores y consumidoras también deben tomar conciencia de que sus decisiones son importantes. El consumo de manera no responsable también generan un problema que va a ser como un boomerang y va a retornar a la propia sociedad.”
“Hemos analizado los efectos concretos del cambio climático en la producción para poder anticiparnos y aconsejar a los grupos productores qué practicas adoptar”
“Desde el programa de cambio climático de la CLAC hemos definido distintos escenarios para conocer los efectos del cambio climático para distintos productos como café, cacao, quinoa, banana y otros. Estos escenarios nos han permitido marcar pautas que nos orientan hacia qué practicas podemos implementar.
Por ejemplo, en la caficultura hemos analizado casos piloto en cuatro países para conocer de cerca el efecto del cambio climático en el café: Cuando la temperatura está bordeando los 21 grados, sabemos que es el momento de introducir determinadas prácticas. Si la temperatura está bordeando los 24 grados empieza a haber una disminución en el rendimiento del cultivo. Cuando la temperatura está entre los 28 y 30 grados hay problemas para la formación de las guindas del café.
O, en el otro extremo, si hay lluvias extremas, vemos que se pueden provocar hongos, o efectos sobre las raíces que pueden estar inundadas y se empiezan a pudrir. Ahí es necesario introducir prácticas para que el agua sea mejor manejada y evitar estos problemas sobre las raíces.
Otro efecto del cambio climático es el viento, que cuando supera velocidades mas allá de los 6 o 7 metros por segundo se empiezan a quebrar algunas plantas. Si los vientos superan los 20 metros por segundo, los efectos ya empiezan a ser bastante importantes.
Desde CLAC hemos analizado estos efectos para todos los productos con los que estamos trabajando. Y esta información es útil porque nos permite contar con directrices de acción. Nuestra idea es ir monitorizando los efectos del cambio climático, casi en tiempo real. A partir de ahí, nosotros vemos que si se generan olas de calor y se supera una determinada temperatura es necesario dar un consejo, una directriz a los grupos productores para que pongan en marcha alguna práctica de manera anticipada. O si se tiene previsión de lluvias mayores de lo habitual, les aconsejamos que adopten un seguro paramétrico para cubrir la producción. Estas mediciones nos permiten aportar directrices antes o después, para reducir los impactos del cambio climático.
“Hemos definido una estrategia para apoyar a los pequeños grupos productores”
“Esta información también nos ha permitido establecer una estrategia de cambio climático que aunque solo lleva un poco más de un año, ya nos está ofreciendo los primeros resultados.
En la estrategia hemos definido 6 estrategias concretas: La primera es la planificación, es decir, generar instrumentos de planificación como los planes de adaptación o planes de manejo. Estas herramientas nos permiten dar una hoja de ruta a los grupos productores para que sepan qué deben hacer cuando se les presentan determinados indicadores.
La segunda son las herramientas de soporte que apoyen esta planificación, aquí entran herramientas de soporte en la parte agroecológica y también financiera para ayudar a la toma de mejores decisiones. Por ejemplo, estamos viendo cuáles son los incrementos de los costes de producción de los cultivos según se generan determinados fenómenos climáticos. Entonces, si llega un fenómeno climático como una lluvia extrema, ésta va a afectar a los costes de producción y, por tanto, a los márgenes de ganancia. Estas herramientas de soporte nos ayudan a entender y a anticipar distintas herramientas de gestión del riesgo.
La tercera estrategia es la investigación aplicada, es decir, generar investigación sólida, basada en evidencias en temas como precios y sus determinantes en los distintos productos ante distintos contextos. Pero también hacemos investigación en parcelas, que nos permita estudiar la posibilidad de escalamiento de algunas buenas prácticas. O por ejemplo, en la caficultura empieza a haber una disminución de la calidad bajo ciertas temperaturas, vemos que se produce un aumento en el tamaño de las guindas, se produce más cantidad pero de menos calidad. Ante ello, para encontrar un balance agronómico se necesita hacer investigación aplicada y de inteligencia de mercados.
La cuarta directriz es la inclusividad en el sector financiero: la idea es mejorar el acceso de los pequeños grupos productores a distintas herramientas de financiación climática. Para esto estamos trabajando desde la idea de la señalización, los productores envían señales de que sus riesgos agronómicos están disminuyendo y eso hace que disminuyan también los riesgos económicos y eso facilita que se puedan colocar recursos financieros para los grupos productores a través de instrumentos de financiación mixta.
Cuando hablamos de inclusividad queremos que se mejore también la distribución de acceso. ¿A qué nos referimos? Supongamos que hay 100 productores que no accedían a la banca, y ahora pueden acceder los 100, pero cuando analizamos quiénes han accedido, vemos que los productores con más ingresos son los que más recursos capturan. Los productores con menos ingresos apenas tienen financiación. Aquí hay un problema de equidad que es necesario solucionar y es en lo que estamos trabajando.
La quinta estrategia es promover medidas de adaptación y de mitigación al cambio climático en dos ejes: por un lado, en la regeneración de suelos, y por otro, en la promoción de energías renovables para usos productivos. Es particularmente importante este objetivo porque cuando regeneramos el suelo, se aumenta la producción y el rendimiento y se obtienen mejores ingresos. Pero a la vez cuando mejoramos el suelo se captura más carbono y eso contribuye a controlar la emisión de gases de efecto invernadero.
Algo parecido ocurre con el uso de energías renovables, ya que aumentar su uso tiene un efecto directo en el medio y largo plazo, ya que disminuye los gastos de producción y genera un aumento de los ingresos. Pero a la vez también permite reportar una mayor disminución de los gases de efecto invernadero que produce el sector agrícola.
Esto es importante porque cuando uno mira la financiación climática, vemos que solo el 10% va a temas de adaptación al cambio climático y de ese 10% no todo va al sector agrícola; lo que llega al sector agrícola y a los pequeños productores es muy poco en relación a los desafíos y metas que deben cumplir.
El no cumplir esas metas puede hacer que los jóvenes dejen las zonas rurales, y eso aumenta las situaciones de marginación y violencia en las ciudades y, además, puede generar problemas de inseguridad alimentaria. También genera problemas en relación a cómo se configuran los precios en los mercados, es decir, los pequeños productores tienen la responsabilidad y la misión de contribuir a la alimentación del planeta pero si no tienen suficiente financiación van a tener problemas para hacerlo. Para trabajar este aspecto, la CLAC hemos implementado dos fondos climáticos que apoyan las iniciativas de regeneración de suelos y de buenas prácticas de uso de renovables.
La última estrategia es la de incidencia, participar en eventos y presentar posiciones pero basadas en evidencias. Nos hemos tomado el trabajo de recoger mucha información primaria para definir como son nuestros grupos productores, cómo se diferencian, cuáles son sus características, el uso de energías renovables, fuentes de financiación, etc.
Un aspecto importante de nuestra estrategia es que está diseñada partiendo de la base de que los productores y productoras no son homogéneos, no son iguales. La idea de esta estrategia es generar herramientas que puedan adaptarse y personalizarse según las características de cada uno de los productores y productoras. Sería un error tratar de definir una estrategia igual para todos los grupos productores aunque sí entendemos que es necesario tener un marco articulador común.