Los ciudadanos cada vez ejercemos más nuestro derecho a decidir sobre lo que consumimos contribuyendo así al cambio social que deseamos y ejerciendo presión sobre las políticas empresariales y nuestras políticas nacionales.
Desde la Fundación Copade contribuimos en la sensibilización hacia compras justas que permitan el desarrollo de todos aquellas personas en desventaja económica y social y desarrollamos proyectos de cooperación internacional en América Latina.
Los ciudadanos demandamos un sistema de consumo más humano, que piense en las personas y en el medio ambiente por encima del bienestar empresarial de las compañías a las que compramos nuestros productos y servicios. Demandamos salarios justos para los productores, igualdad entre hombres y mujeres, no queremos productos elaborados por niños, queremos que se respete el medio ambiente….
El Comercio Justo garantiza estos y otros valores como la seguridad laboral, la libertad de asociación, la formación y especialización profesional, el respeto mutuo en las relaciones comerciales… Hoy en día, el Comercio Justo agrupa a más de dos millones de trabajadores en el mundo y pretende contribuir al desarrollo económico y social de las comunidades más desfavorecidas sustituyendo el sistema comercial convencional, en el que se enriquecen unas pocas empresas y personas, por otro más equitativo en el que los productores tengas salarios justos por su trabajo y producción, como es el Comercio Justo.
El ser humano tiene la capacidad de elegir y cada vez la utilizamos más. Actualmente cada vez miramos más las etiquetas y nos informamos más sobre las prácticas comerciales de los productos y servicios que consumimos. No queremos comprar productos que provocan deforestación, contaminación de ecosistemas, horarios laborales abusivos, salarios bajos o ínfimos y mucho más. Ejercemos nuestro derecho a decidir. Y contribuimos así al cambio de las prácticas comerciales, de nuestra sociedad, ejercemos la soberanía ciudadana e influimos en las decisiones de nuestros gobernantes mejorando nuestro entorno, nuestra vida, la de las personas menos favorecidas, y por supuesto la de las generaciones venideras. Queremos dejar una herencia buena a nuestros sucesores, una herencia mejor que la que nosotros hemos heredado de los nuestros.
A los españoles nos costó concienciarnos, nos costó descubrir el Comercio Justo, pero desde que llegó a nuestras vidas en los años 90 no hemos dejado de consumirlo. Poco a poco nuestro consumo ha ido creciendo, alcanzando la cifra de 31 millones de euros en 2013, por lo que los españoles hemos contribuido a que nuestras empresas se preocupen más por los productores a los que compran su género y por el medio ambiente. Hemos contribuido a que esos pequeños productores en desventaja económica puedan desarrollarse, puedan ahorrar, mandar a sus hijos a la escuela, construir hospitales, redes de transporte y saneamiento, fortalecer sus instituciones, desarrollar leyes más igualitarias en cuanto a género, etc… En definitiva, abandonar la pobreza y llevar una vida digna.
En la Fundación COPADE trabajamos el Comercio Justo desde el año 1998. Desde entonces hemos desarrollado más de 57 proyectos de cooperación internacional al desarrollo centrándonos en empoderar a través del Comercio Justo a las comunidades con las que hemos trabajado en Honduras, Guatemala, Bolivia, Nicaragua, México, República Democrática del Congo… Además, hemos contribuido a la sensibilización social en España hacia nuestra razón de ser: el Comercio Justo y seguiremos trabajando para que siga aumentando y las personas ejerzan cada vez más su soberanía ciudadana.