La cosecha promete ser buena para los caficultores miembros de la cooperativa Chajul, en Guatemala. La Asociación Chajulense Va’l Vaq Quyol (Chajul) tiene certificaciones orgánicas y de Comercio Justo y siempre está ahí cuando los miembros necesitan apoyo. Chajul es una de las organizaciones socias más antiguas de Oikocredit y un buen ejemplo de solidaridad y sostenibilidad.

El caficultor Domingo Medina Zacharias sueña con plantar nuevos cafetos, aquellos que son resistentes a enfermedades como la roya del café. Pero no es tan fácil. Su parcela de 0,8 hectáreas ofrece poco espacio para nuevos árboles. Incluso si pudiera permitirse comprar nuevos cafetos con el apoyo de Chajul, de la que es miembro desde los 30 años, tendría que eliminar los árboles viejos y esperar tres años para la primera cosecha después de plantar los nuevos. ¿Cómo podrían vivir mientras tanto él y su familia, su esposa Catarina López Gómez y sus dos hijos? Muchas de las 1.300 personas que trabajan como caficultoras del altiplano guatemalteco que se han unido en la cooperativa de Chajul sienten lo mismo.

Domingo Medina Zacharias

Una vida mejor en la cooperativa

Gracias a la labor de la organización, el agricultor Domingo Medina Zacharias sigue ganando lo suficiente para que su familia llegue a fin de mes. Hace más de veinte años, empezó a producir café, además de los alimentos básicos de la región, el frijol y el maíz, para mejorar sus ingresos. Hablando de los beneficios de ser miembro de la cooperativa, dice: «Recibo apoyo técnico para ayudarme a producir mejor. Puedo obtener un préstamo para comprar plántulas y la cooperativa paga un buen precio por el café».

Chajul procesa y comercializa únicamente café orgánico de alta calidad y ya en 1992 obtuvo la certificación de Comercio Justo Fairtrade. La asamblea general de la organización decide cómo se gastan las primas de Comercio Justo. Domingo Medina Zacharia afirma: «El 75% de las primas se nos paga directamente, el 25% restante se destina a la asistencia técnica para mejorar los cafetos y el suelo, y a suministrarnos bombas para el abono líquido». Chajul también invierte en plantaciones modelo para ver qué plantas de café prosperan mejor en las condiciones del cambio climático y son especialmente resistentes. Una parte de la prima de Comercio Justo se ha utilizado para comprar máquinas de secado que funcionan con energía solar y son respetuosas con el medio ambiente.

La organización Chajul encarna su actitud en su nombre: Asociación Chajulense Va’l Vaq Qujol. Va’l Vay Quyol se traduce del idioma ixil como «Juntos con una sola voz». Chajul trabaja en la Comunidad Ixil. En la región montañosa del noroeste de Guatemala, miles de personas fueron asesinadas, torturadas o desaparecidas durante el violento conflicto entre el ejército, las guerrillas de izquierda y los escuadrones de la muerte entre 1960 y 1996. Las víctimas eran principalmente miembros de la población indígena ixil, descendientes de los mayas.

Trabajar la tierra sin violencia

Como un faro de esperanza, los agricultores y agricultoras de Chajul siguen una máxima tradicional maya: «Trabajar la tierra sin violencia». La organización está organizada como una cooperativa, con la participación de las mujeres en todas las áreas de trabajo, el órgano de gobierno está formado por miembros y se elige de nuevo cada tres años en la asamblea general. Más de 1.500 miembros, en su mayoría ixiles, viven en 56 comunidades de las regiones de Chajul, Nebaj, Cotzal y Chiantla. Producen principalmente café (con 1.300 caficultores), pero también miel y artesanía.

Desde la producción hasta la exportación, la cooperativa se asegura de que todas las prácticas de trabajo sean respetuosas con el medio ambiente, así como económica, socialmente justas y culturalmente adecuadas. Con los ingresos de las exportaciones de café, Chajul apoya a las comunidades locales con proyectos de alivio de la pobreza, como programas educativos, formación en gestión medioambiental o mejora de los procesos de producción de café. Miembros y jóvenes de las comunidades locales dirigen La Posada, una casa de huéspedes ecológica para turistas y visitantes.

Incluso ahora, durante la pandemia de coronavirus, Chajul sigue trabajando. Durante el periodo de cierre más duro, en la primavera de 2020, el personal trabajaba desde casa y las comunidades de los miembros recibían provisiones. La actual cosecha promete ser buena. La cooperativa espera procesar y vender al menos 10.000 sacos de café, cada uno de 100 libras (46 kg). Eso supone unos ingresos estimados de 2 millones de euros.

La situación financiera de la organización es sólida. Acaba de reembolsar un préstamo de Oikocredit para la prefinanciación de las exportaciones y se está tramitando un nuevo préstamo. Chajul es una de las organizaciones socias más antiguas de Oikocredit. En 1990, Oikocredit aprobó el primer préstamo de Chajul por US$ 280.000 en un momento en que ningún banco convencional estaba dispuesto a prestar un solo quetzal a la iniciativa de los 40 caficultores que fundaron la organización en 1988.

Más información en www.oikocredit.es

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