Hoy, 17 de octubre, se celebra el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Durante toda la semana el movimiento del Comercio Justo reivindica que la pobreza y la desigualdad no son realidades inamovibles, sino que se puede, y se debe, acabar con ellas. En este sentido, el Comercio Justo es una herramienta esencial.A través de sus diez principios contribuye al desarrollo de millones de personas en todo el mundo, y al avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, firmados en 2015 en Naciones Unidas.

Pese a los avances en las últimas décadas, todavía hoy 836 millones de personas viven en la pobreza extrema, según el informe de 2015 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) . Esto significa que el 12% de los habitantes del planeta, una población similar a la de Europa y Oceanía juntas, sufren malnutrición y no tienen acceso a agua potable, vivienda o a necesidades fundamentales como la educación o la sanidad.

Por otro lado, pese a la disminución -aunque paulatina- de la pobreza, la desigualdad se ha disparado en las últimas décadas.

Un estudio de Oxfam pone de manifiesto que entre 1998 y 2011 los ingresos del 10% más pobre de la población mundial aumentaron en sólo 65 dólares al año, mientras que los del 1% más rico crecieron 182 veces más, a un ritmo de 11.800 dólares al año.

Asimismo en la actualidad, ocho hombres poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la población mundial, 3.600 millones de personas. El informe del PNUD también confirma esta injusta realidad: hoy cerca 80% de la población solo posee el 6% de la riqueza global mientras que el 1% más rico posee más de la mitad de la riqueza (PNUD 2015) .

En este sentido, la Organización Internacional el Trabajo asegura de forma tajante que “en las condiciones actuales, a menos que se tomen medidas para aliviarla, la pobreza podría perpetuarse de generación en generación” .

Para lograr el desarrollo y disminuir las escandalosas cifras de pobreza y desigualdad, es necesario superar algunas realidades que lo obstaculizan y trabajar de manera integral en diversas líneas estratégicas. Veamos algunas de ellas:

El trabajo es una de las principales herramientas para superar la pobreza pero ha de ser un trabajo digno.

En realidad casi un tercio de las personas que sufren la pobreza extrema y moderada tienen un empleo, pero se trata de empleos vulnerables, con remuneraciones escasas e inestables (OIT, 2016). Se calcula que en torno a 830 millones de personas son trabajadores pobres, considerando como tal a quienes malviven con menos de 2 dólares al día lo que no les permite cubrir sus necesidades fundamentales, acceder a servicios básicos (como educación o sanidad) o a la protección social (PNUD 2015). De ahí que Naciones Unidas concluya que el trabajo digno es una condición necesaria, aunque no suficiente, para erradicar la pobreza.

En el ámbito laboral esta realidad es especialmente grave en los casos de trabajo forzoso, situaciones similares a la esclavitud, que se calcula cada año genera unos 150.000 millones de dólares en beneficios ilegales y que afecta de manera directa a 21 millones de personas que sufren la explotación laboral o sexual, condiciones abusivas que violan sus Derechos Humanos y destruyen su dignidad personal (PNUD 2015) .

Otra cara particularmente grave es la explotación laboral infantil que afecta al 11% de los niños y niñas, esto es, 168 millones de menores trabajan y la mitad lo hacen en tareas que ponen en peligro su integridad física .

Por otro lado, no se logrará superar la pobreza mientras la desigualdad de género siga siendo una realidad.En todas las regiones, ellas registran un índice de Desarrollo Humano más bajo que ellos.

En el ámbito laboral en 2015 a nivel global, el 72% de los hombres tenían empleo frente al 47% de las mujeres. Sin embargo, en el caso del trabajo no remunerado, que en gran parte se realiza dentro del hogar, ellas son las protagonistas. A esto hay que añadir que las trabajadoras ganan un 24% menos que los trabajadores y solo ocupan el 25% de los cargos directivos en empresas (PNUD 2015).

Por último, las comunidades de todo el mundo son cada vez más vulnerables a los efectos del cambio climático. La deforestación y la desertificación afectan a una parte importante de la población mundial, particularmente a quienes dependen de la agricultura, unos 2.600 millones de personas en todo el mundo.

Se calcula que tres de cada cuatro personas pobres se han visto afectadas de manera directa por la degradación de los suelos, según el Grupo Intergubernamental de expertos sobre el Cambio Climático.

En todo este escenario, debemos destacar la creciente importancia del comercio mundial en la economía de cada uno de los países y a nivel global. Un dato muestra claramente esa tendencia: en los últimos diez años el comercio mundial de bienes y servicios se ha duplicado llegando a alcanzar casi 24 billones de dólares en 2014 (PNUD 2015) . La globalización y el desarrollo de la tecnología han acelerado este proceso que va unido a la externalización y subcontratación de determinadas tareas y servicios en países donde la mano de obra es más barata, lo que conlleva una degradación de las condiciones laborales, consolida la pobreza de los trabajadores y trabajadoras, especialmente en países y zonas ya de por sí empobrecidas, y aumentan la desigualdad y el deterioro medioambiental, creando un círculo vicioso que, desde el movimiento del Comercio Justo entendemos debe, y puede, romperse.

El Comercio Justo y los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Con el fin de combatir estas realidades y favorecer una vida digna para todos y todas, en 2015 representantes de 193 gobiernos firmaron en Naciones Unidas los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible: 17 metas concretas para garantizar la prosperidad, superar la pobreza y proteger el medio ambiente. Estos Objetivos deben ser cumplidos antes de 2030.

El Comercio Justo, a través de sus diez principios, contribuye de manera decisiva al avance de esta nueva Agenda de desarrollo y comparte con ella no solo su finalidad sino también su perspectiva integral y la necesidad de crear alianzas.

Consulta aquí el estudio sobre la contribución del Comercio Justo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

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