Con motivo de la celebración del Día Mundial de los Derechos del Consumidor, la Coordinadora Estatal de Comercio Justo (CECJ) recuerda a los y las consumidores la importancia de conocer de dónde proceden los artículos que compran y quién los ha elaborado. De esta manera no solo garantizan la transparencia y la trazabilidad sino que además tendrán la información necesaria para optar por alternativas sostenibles y que garanticen los derechos laborales y humanos de quienes los realizan.

 

El derrumbamiento del edificio Rana Plaza de Bangladesh (24 abril 2013) que puso de manifiesto las deplorables condiciones laborales en el textil o realidades como el hecho de que en torno al 10% de los trabajadores en las cosechas de café sean niños y niñas, son solo dos ejemplos de los abusos y violaciones de Derechos Humanos que se producen en la cadena de producción de determinados artículos de consumo cotidiano. Se trata, además, de situaciones que consolidan la pobreza y favorecen el aumento de la desigualdad.

 

Ante realidades como estas, las organizaciones de Comercio Justo recuerdan a los y las consumidores/as la importancia de conocerlas y, por tanto, de evitarlas en la medida en que opten por alternativas económicas sostenibles y humanas.

 

El Comercio Justo se basa en criterios como asegurar unas condiciones de trabajo dignas y seguras, el pago de un salario adecuado, el mismo para ellos y ellas ante las mismas tareas, la no explotación laboral infantil y la producción a través de técnicas y procedimientos respetuosos con el entorno natural. Constituye toda una red de comercio alternativo a nivel internacional presente en más de 70 países. Tuvo su origen en los años 60, y hoy cuenta con 2,5 millones de productores y productoras, 500 organizaciones importadoras y más 4000 tiendas especializadas en Europa, además de instituciones internacionales que avalan el cumplimiento de los 10 principios del Comercio Justo.

 

Según el último Eurobarómetro, de mayo de 2016, la mitad de las personas encuestadas estarían dispuestas a pagar más por productos de Comercio Justo, una proporción que aumenta en relación a años anteriores. En España, el consumo de productos de Comercio Justo alcanzó los 35 millones de euros en 2015, un 6% más que el año anterior. Pese al crecimiento, España sigue a la cola del consumo de Comercio Justo en relación al resto de Europa. En nuestro país el gasto medio por habitante y año en estos productos es de 75 céntimos, mientras que la media europea alcanza los 12,4 euros.

 

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