José Francisco Coll, uno de los promotores en el desarrollo del Comercio Justo en Huesca, cuenta en esta entrevista cómo fueron los inicios y su trayectoria posterior:

¿Cómo conocisteis el Comercio Justo?

En un encuentro estatal de la JOC, en Madrid, un grupo de personas llevó durante un descanso de la asamblea unas bolsitas de café de Comercio Justo, nos invitaron a probarlo y nos ofrecieron para poder comprar. Me lleve varias bolsitas y me empezó a interesar seriamente el tema. Era sobre 1980. Pasaron algunos años y un artículo en la revista Mundo Negro sobre el Comercio Justo reabrió mi interés y el de mi mujer así que, nos fuimos a Madrid a recabar información de su funcionamiento a nivel mundial y español. A partir de ahí, esperamos el momento propicio para ofrecerlo en Huesca y su provincia.

¿Qué os interesó del Comercio Justo para decidir que queríais involucraros en este movimiento?

Era algo especial. Se podía decir que es una alternativa que dignifica la vida de las personas que viven en países en desarrollo tratando de aprovechar los recursos que poseían y que no podían sacar adelante si no encontraban ayudas desinteresadas y coherentes. Lo conocimos en pleno desarrollo y comprendimos que tenía un interesante futuro, como así está siendo.

¿Cómo surgió la idea de trabajar en Comercio Justo?

Desde el principio sabíamos que en Huesca y provincia esto saldría adelante. Cuando algo quieres que funcione hay que contar con personas que siempre las hay- y ponerse a trabajar con tempo, a corto, medio y largo plazo. Ir sorteando las dificultades y tener muy claro una visión comunitaria y organizada. Todo se consigue en grupo, comunitariamente, asambleariamente, uno sólo o pocos, están llamados al fracaso.

¿Cuántas personas estabais implicadas en esta iniciativa?

Un año antes de empezar nosotros, en 2002, hubo una experiencia de un grupo de jóvenes salesianos en la tienda de Cáritas (“Trobada”) que no fructificó por la incompatibilidad de horarios de los voluntarios. Con estas referencias, comenzamos media docena de personas mayores, jubiladas y trabajadoras con jornada continuada. Entre todas cubríamos la semana, mañana y tarde, de lunes a viernes. Desde el primer momento nos planteamos la búsqueda de nuevos voluntarios hasta ahora mismo, que ya somos 22 personas, lo cual ha servido fundamentalmente para abrir todos los días, sin dejar uno, desde que empezamos.

¿Desde el principio la idea era montar una tienda?

Fundamentalmente era lo primero, para visualizar y tener un referente para los ciudadanos de Huesca y, por supuesto, un sitio donde poder descubrir y comprar los artículos. Junto a la tienda había que salir a la calle, a las instituciones, a las ferias… y hablar de los contenidos del Comercio Justo en colegios, medios de comunicación, foros… donde se nos ha llamado. Nunca hemos rechazado ninguna invitación. Nos repartimos el trabajo y siempre hay alguien dispuesto.

Interior de la tienda de Comercio Justo en su ubicación inicial (2003)
Foto: Cáritas Diocesana de Huesca

¿A qué se dedicaba la tienda en sus inicios? ¿Qué productos importabais?

Importábamos productos alimenticios (café, chocolate, cacao, pastas…) y productos artesanales (collares, sortijas, bolsos, papelería…). También se vendía literatura infantil y adulta de los países donde llegaban los productos, con algunos folletos y hojitas de los contenidos del Comercio Justo.

¿Le pusisteis algún nombre a la tienda?

Siempre se le ha llamado la tienda de Comercio Justo.

¿Cómo la disteis a conocer?

Aprovechando todas las oportunidades, desde los medios de comunicación a las charlas por colegios. Durante un año recorrimos todas las parroquias de Huesca para informar desde la Eucaristía dominical y llevar productos para la venta a la salida del templo. Y, especialmente, fue muy útil en una ciudad tan pequeña como Huesca, el informe vis a vis con nuestros amigos y conocidos.

¿Cómo fue la acogida del público?

Reconocemos que, al principio, había más optimismo en unos que en otros. Pero la realidad ha superado, con creces, nuestro proyecto. Año, tras año, desde el principio hemos aumentado el volumen de ventas y ampliando el programa a otros pueblos de la provincia. Desde el principio ha sido muy positiva la acogida del público, tanto por el interés del proyecto cada vez más conocido por mucha gente, como por los productos que son percibidos como de muy alta calidad. Hay muchas personas en Huesca concienciadas con los problemas de los países en desarrollo y que se han ido haciendo compradores de los productos de la tienda. No cabe duda que los que se acostumbran a probar estos productos, repiten. Tenemos varios cientos de clientes solidarios y de buen gusto que acuden todas las semanas o todos los meses. Esta es la mejor manera de aumentar los compradores. Por ejemplo, los consumidores del café, cacao, azúcar de caña moreno, anacardos y muchos otros similares ya no cambian. Y además comparten su experiencia con otros. Hay una gran afluencia de gente joven que se ve muy identificada con el Comercio Justo.

¿Por qué habéis seguido apoyando el Comercio Justo?

Básicamente porque sus contenidos y filosofía no han cambiado y merecen ser potenciados. Hoy está llegando esta ayuda a más de 2 millones de personas y sus familias de América del Sur, África e India fundamentalmente. El Comercio Justo tiene por objetivo reducir la pobreza del Sur y, por tanto, el flujo emigratorio asentando población, gracias a un sistema comercial que dé a los productores marginados acceso a los mercados del Norte. Su característica principal es la igualdad y el respeto entre productores del Sur e importadoras y tiendas de Comercio Justo en el Norte. La cadena productor-consumidor se acorta, humanizando el comercio y permitiendo que los consumidores tomen conciencia de la cultura, identidad y condiciones de vida de los productores.

Interior de la tienda de Comercio Justo en su ubicación actual (desde 2006)
Foto: Cáritas Diocesana de Huesca

Después de estos 15 años, ¿qué ha cambiado en la tienda y qué es lo que se ha mantenido desde el principio?

Hemos cambiado de ubicación la tienda, empezó en Trobada, junto a la plaza de toros y ahora estamos en Cuatro Reyes nº. 8, detrás del Claustro de San Pedro. Está abierta de lunes a viernes de 10.30 a 13.30 y de 17,00 a 20.00 horas. Y hemos ampliado nuestra llegada a pueblos: Almudévar, Tardienta, Lanaja,… También hemos conseguido que en las máquinas expendedoras de café de todas las instituciones públicas se tome del Comercio Justo, muy bien acogido, debido a su condición de arábica puro, el mejor café del mundo.

¿Cuáles serían los principales retos del Comercio Justo para los próximos años?

Una mayor extensión y conocimiento de estos productos y de su filosofía, así como una mayor concienciación de toda la ciudadanía, para que comprenda el valor nutricional y solidario de los productos que se venden en las tiendas del Comercio Justo.

Para celebrar los 30 años de Comercio Justo en España se está utilizando el lema “Soy Comercio Justo”. Si tuvieras que explicar brevemente por qué eres Comercio Justo ¿qué dirías?

Diría que me siento satisfecho de haber contribuido a su desarrollo en Huesca, de los pasos dados y de mantener la misma ilusión comunitaria en empujar este proyecto hacia adelante.

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