La Campaña Ropa Limpia, coordinada por SETEM a nivel estatal, publica un informe que esclarece la verdad tras las cadenas de moda de alta gama y la situación de las trabajadoras de Europa del Este y de Turquía que confeccionan sus prendas.

«Estafadas: Los salarios de pobreza de las trabajadoras del sector textil del Este de Europa y Turquía« es el resultado de una investigación exhaustiva que incluye entrevistas realizadas a más de 300 trabajadoras del sector textil de 10 países de Europa del Este y Turquía. Esta región es un importante centro de producción del consumo de la Unión Europea ya que aproximadamente la mitad de la ropa importada se fabrica en Europa del Este.

El informe refleja que los países exsoviéticos funcionan como patio trasero de la industria textil, proporcionando mano de obra barata a las marcas y empresas de ropa de la Europa occidental. Las investigadoras descubrieron que todas las fábricas que producen para las marcas más importantes de Europa (como Zara, Hugo Boss, Adidas, H&M o Benetton) pagan sueldos que están por debajo del umbral de la pobreza. Los salarios mínimos legales solamente cubren entre el 14% (Bulgaria, Ucrania y Macedonia) y el 36% (Croacia) de un salario digno básico.

Hay un largo camino por recorrer. Activistas, sindicatos y trabajadoras de la región investigada exigen a las marcas europeas que se aseguren, como primer paso inmediato, de que las trabajadoras reciban un salario base neto de al menos el 60% de la media salarial nacional. Los precios de compra se deben calcular sobre esta base y deben permitir realizar subidas salariales. Las marcas tienen que actuar ya y asegurarse de que las trabajadoras de su cadena de suministro (ya sea en Asia o en Europa) cobren salarios dignos.

La Campaña Ropa Limpia exige que se acabe con el mito de que pagar más por la ropa o proveerse en Europa garantiza unas condiciones laborales decentes. Las marcas tienen que dar pasos claros y demostrar un compromiso real en su propia cadena de suministro para garantizar que todas las personas que trabajan para ellas, indistintamente del lugar en el que vivan, cobren un salario digno.

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